POR: FERNANDO VALDIVIA CORREA
Escándalo palaciego, de nuevo. O al menos eso es lo que proyectaron los detractores de la mandataria. Y con ello, de retorno los fantasmas del Rolex y las joyas, ambos sin declarar; es decir, incremento patrimonial desbalanceado. El dominical Cuarto Poder destapó la noticia a propósito de la aprobación de una directiva interna que faculta al personal de la casa de gobierno a recibir regalos discrecionalmente. En resumen, impune y/o descaradamente, en palabras de este medio informativo. ¡Ah!, y cómo no, con la permisividad de Dina Boluarte.
La crítica más entusiasta llegó de la mano de la congresista Susel Paredes, afirmando que «es una sinvergüencería completa. ¿Qué se cree? ¿El papa? Una persona procesada no puede mandar a hacer una directiva para evitar problemas. Qué vergüenza». Al día siguiente, el despacho presidencial desmintió la acusación, aseverando que “el objetivo de esta directiva es únicamente establecer los lineamientos para el ofrecimiento, la recepción y/o la devolución de regalos, donaciones, cortesías o beneficios similares, en concordancia con lo dispuesto en el Código de Ética de la Función Pública y su reglamento”.
Previamente, sabemos que cualquier funcionario o servidor público que recibe dádiva —entendiéndose como regalos, presentes, dinero, etc.— en el desempeño de la función, va preso e inmediatamente destituido. En sencillo, así es.
Entonces, la comentada directiva 004-2025 – “Tratamiento de regalos, donaciones, cortesías y beneficios similares en el despacho presidencial” refiere en su artículo 8° la prohibición del servidor de solicitar, recibir o aceptar, sea de manera directa o indirecta, regalos u otros, para sí o terceros, cuyo ofrecimiento o entrega se realice por razones vinculadas a la función que desempeña y genere conflicto de intereses; u ofrecer o entregar a otro servidor regalos u otros para influir en las decisiones de sus labores.
Mientras que los artículos 9° y 10° establecen el procedimiento a seguir cuando ocurre lo descrito en el artículo precedente, indicándose que el servidor inmediatamente comunica el hecho a su jefe, quien da cuenta a la Secretaría Técnica de Procedimientos Disciplinarios para el deslinde de responsabilidades, así como proceder con la devolución del regalo u otros al remitente. Por su parte, el artículo 11° señala las excepciones a dicha directiva.
Dicho esto, ¿dónde está lo irregular y/o ilegal de esta normativa? Lo que ocurre, y aceptémoslo, es loable: se ha definido con meridiana precisión la costumbre o prácticas que realizan en la cotidianeidad funcionarios y/o servidores de la administración pública a nivel nacional, y que son —y seguirán siéndolo— válidas.
Lo que no, y ahí lo irónico, es la postura beligerante de Paredes Piqué, casada con Gracia María Francisca Aljovín de Losada bajo las leyes norteamericanas, aunque en convivencia (entendiéndose únicamente bajo el mismo techo) bajo la costumbre nacional. Más aún, la acérrima defensora de Susana Villarán la presenta siempre como “mi esposa”.
Bien, resulta que la “cónyuge” es accionista de Esmeralda Corp SAC, que vendió 132.7 tn de conservas producidas al extinto Qali Warma, trasgrediendo el artículo 11° de la entonces Ley de Contrataciones del Estado, que prohibía contratar con el Estado (sea en municipios, regiones o al interior del Ejecutivo) al conviviente del parlamentario.
Por casos similares en este programa de gobierno, y solo con meras sindicaciones, está procesado Freddy Hinojosa, asesor de la señora Boluarte Zegarra, y la reciente reclusión carcelaria de seis ex trabajadores por presuntos actos de corrupción. Sin embargo, a Aljovín de Losada los astros se alinean, dejando en evidencia la influencia de su “consorte” como madre de la patria.