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22 febrero, 2025 11:03 am

Recuerdos clásicos de la promoción 1963

Estando en tercero, nuestro brigadier era Horacio Zeballos Gámez, el "Músico, poeta y loco", después famoso dirigente gremial. Gran amigo.

POR: ROLANDO LUQUE PRADO

Condiscípulos, buenos días

-Buenos días.

¿Qué propósito tenemos hoy?

-Trabajo, Honradez y Unidad

Viva el Perú

-Viva

Luego nos dirigíamos a nuestros salones. Nos servían de guía nuestros queridos auxiliares; nos observaban el Sr. Fala, el Dr. Jiménez, el regente Sr. Bengoa y algunos profesores, entre otros.

Era una alegría tremenda comenzar las clases del día. Estábamos en el nuevo local de la ahora G.U.E. Simón Bolívar, con nuevos conceptos: alumnos de Ciencias y de Letras, anexo de 4to y 5to de primaria.

Dos nuevos profesores del anexo, a los cuales nombramos de la manera amical y respetuosa de nuestro tiempo por su chapa, costumbre moqueguana: Coca Cola y Naranjín. Se adicionaban, entre otros, al Cholo, al Pato, al Chupero, a Llanta Baja, a Mister Amú, a Mister Kihien, al Gordo Barrera, a Brinca la Tabla y a Machete, sin olvidar al cura Chávez, quien alguna vez nos preguntó:

—¿Dónde está Dios?

Y el Pato De Guezala contestó:

—En la Filarmónica.

Fue sacado a patada limpia del salón, amén.

Costumbre del padrecito, pues, por otra respuesta parecida años atrás, hizo lo mismo con Cipriano Llerena. Así sea.

Yo era el brigadier general y, en nuestro último año en el colegio, volteo y el Chato Ventura, con su puño en la nariz, me dijo:

—A la salida.

Después de años de ponerle mi zapato en su trasero, no había forma de escapar de eso. Nos mechamos cerca al puquio. Me puso un ojo negro.

Al otro día, el Chato Bengoa, a propósito, para el saludo que hacía yo como brigadier general, me subió a una silla (yo era bajo); la risa de todos fue estruendosa al ver mi cara.

Inevitables y gratos recuerdos.

Al comenzar el año escolar, conocíamos a los expulsados del colegio tacneño, y allá sucedía lo mismo con los expulsados de Moquegua.

Estando en tercero, nuestro brigadier era Horacio Zeballos Gámez, el «Músico, poeta y loco», después famoso dirigente gremial. Gran amigo.

Hicimos un reclamo: a la hora de desfilar a clases, nos dirigimos a la cancha de fútbol.

Resultado: castigados un buen tiempo.

Mataperros éramos varios. Era nuestra época de despertar, gracias a la buena enseñanza.

Nuestro colegio contaba con excelentes laboratorios de Física y Química. Era un gusto estar en ellos bajo la dirección de Míster Amú.

Nos peleábamos los tomos de la Enciclopedia Espasa, en una excelente biblioteca.

Bajo la dirección del Pato de la Flor, además de enseñarnos Historia Universal, se presentaban excelentes funciones escolares, algunas en el cine teatro de la ciudad. Era todo un acontecimiento ver actuar a algunos retraídos alumnos. Uno de los mayores festejos era el aniversario del colegio.

Para ir al colegio, la ruta era: a media cuadra de mi casi vecino, doy un silbido y sale el Mocho Salas, hoy médico.

Caminamos, esquina de Cantina de Cachanchos, salida al cementerio, Iglesia de Belén, bajada por el Jardín Infantil, derecha una cuadra y subida pequeña frente a un herrador de caballos.

Luego, una hermosa vista del valle y, en el centro, el magnífico colegio. Tomábamos la bajada y, listo, llegábamos.

Hasta acá duraban las ricas limas de la chacra del Mocho.

Varios de la promoción 1963 han muerto. Queda su recuerdo imperecedero, cariñoso, de hermanos.

Es un placer festejar con recuerdos los 200 años de la época republicana del Colegio Nacional de La Libertad, luego G.U.E. Simón Bolívar.

Un abrazo fraternal a todos los moqueguanos y, en especial, a los alumnos y exalumnos.

Abrazo fraternal a todas las promociones y un recuerdo especial a los directores, profesores y personal administrativo de los años 1957 a 1963.

Épocas del anexo y media, que era el Colegio Nacional de La Libertad, de nuestra promoción.

Q.D.D.G. los que ya partieron.

Afectuosamente,

Guillermo Rolando Luque Prado

‘Camote’

Promoción Ciencias 1963. G.U.E Simón Bolívar.

Análisis & Opinión