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16 enero, 2025 2:31 pm

Recuerdos de mi colegio

Cada profesor motiva un recuerdo distinto. Los hemos tenido amigables; los que respondían con amplitud las inquietudes estudiantiles; los serios, irascibles….

POR: GUSTAVO VALCÁRCEL SALAS    

Al aproximarnos el bicentenario del colegio, es inevitable recordar los años que pasamos en secundaria.

Ingresar a primer año fue experimentar una educación completamente distinta a la primaria. Ahora la enseñanza era por cursos; había diversidad de materias y con un profesor distinto; la evaluación era permanente y más exigente, lo que no ocurría en primaria.

Cada profesor motiva un recuerdo distinto. Los hemos tenido amigables; los que respondían con amplitud las inquietudes estudiantiles; los serios, irascibles….  Los hados no fueron generosos con otorgar la merced del don de la sabiduría, la tolerancia y la pedagogía a los educadores por igual. Fueron pródigos con unos, mezquinos con otros. Ut vitae est.

Así, el respeto al maestro era una virtud cultivada, aprendida en la infancia. Deferencia que nos merecen todos. Entre las dos docenas, o tal vez más, que nos enseñaron en toda la secundaria, hay algunos que tengo presente con especial gratitud.

De los profesores que me dejaron los recuerdos más gratos, de primero a quinto de media, que comparten la mayoría de mis condiscípulos, señalo a cinco de ellos.

Rodolfo Álvarez Salinas. Llegó de Arequipa bastante joven; tal vez el de menor edad de todos los profesores. Me enseñó Geografía en primer año; en segundo y cuarto, Historia del Perú. Sorprendía que escribiera de memoria cuadros sinópticos en la pizarra; después los desarrollaba oralmente con amena y didáctica claridad. Antes de 1970 retornó a Arequipa dejando gratos recuerdos.

En segundo año Edulfo Velásquez Muñoz nos enseñó Historia Universal, en tercero Historia del Perú, Psicología en cuarto y Filosofía en quinto. Con él la historia era la narración de un cuento placentero. Su oratoria era magnífica, así como su elocuencia y capacidad para llegar al alumno; terminada la explicación ya no necesitábamos repasar la lección. Lo cambiaron a Arequipa por 1972.

Nelson Barrera Cuéllar estudió Ciencias Biológicas y se hizo profesor de Zoología y Botánica, Anatomía, Biología y Química. Nos enseñó en segundo, tercero, cuarto y quinto. Su curso tenía la fama de ser uno de los más temidos, pero con él no; las clases eran amenas y tenía una facultad innata para enseñar esas materias tan complicadas. Era de los pocos a los que se podía visitar en su casa para ampliar las lecciones, siempre nos atendía con memorable afabilidad. Por los gratos recuerdos que nos dejó lo invitamos para nuestras bodas de plata. Falleció algunos años después. Fue exalumno de nuestro plantel.

Óscar Montalvo Llanos, recordado profesor del curso de Matemáticas, una de las materias más temidas de la secundaria, en particular el álgebra. Nos enseñó en tercero y cuarto. Con Montalvo el aprendizaje era un juego. Era de los pocos, muy pocos, que buscaba al estudiante si era necesario. Gran amigo de sus alumnos; muy activo, jovial y de entusiasmo contagioso. Me deparó una dilecta amistad. En una ocasión le dije que era más juvenil que muchos de los que fueron sus alumnos medio siglo antes, no era exageración. Lo invitamos para nuestras bodas de oro. El destino nos lo arrebató meses antes.

José Palomino Uría, recordado profesor de Lengua y Literatura. Nos enseñó en tercero, cuarto y quinto. Una de sus preocupaciones era que aprendiéramos ortografía y redacción, énfasis que puso en los tres años que nos enseñó. Esa es una de las características por las que más lo recordamos quienes fuimos sus alumnos. Con su ejemplo nos inculcaba la puntualidad, la responsabilidad, y nunca vimos en ello al profesor rígido e inflexible. Con la promoción 1967 tuvo un contacto especial. Nos acompañó en las bodas de plata; en las bodas de oro nos hizo llegar una carta, su edad no permitió su presencia. Falleció pocos años después.

Wilfredo Jaramillo con el profesor José Palomino (año 2017)

Análisis & Opinión