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2 diciembre, 2024 12:48 pm

Democracia de Uruguay: EE. UU. e Indoamérica

Dos rarezas más de la democracia uruguaya: el izquierdista candidato ganador, no lanzó ningún ataque al gobierno derechista que termina su mandato, y, Luis Lacalle Pou, presidente saliente, deja la Presidencia con popularidad, sin denuncias de corrupción.

POR: BETO LAJO PAREDES   

Uruguay, país ejemplo de democracia social y su pueblo con conciencia cívica, cuya sólida estabilidad institucional se asienta en la alternancia política de un respetable sistema bipartidista plural a la uruguaya, diferente al cuestionable bipartidismo cerrado estadounidense; porque tanto el Frente Amplio como la Coalición Republicana, son la suma de varias organizaciones políticas, aquí radica lo plural, aspecto no visto en los partidos Demócrata y Republicano de Estados Unidos de Norteamérica.

Álvaro Delgado de la Coalición Republicana (centro derecha), sus primeras palabras al conocer, las proyecciones (no esperó la cifra final) de los resultados electorales adversos, fueron: “respeto la decisión soberana”, completando el gesto de identidad republicana, dirigiéndose al triunfador de la contienda electoral, expresó: “Le envío un fuerte abrazo a Yamandú Orsi”, no mencionó, ni siquiera insinuó, de irregularidades electorales, aceptó haberse realizado limpios comicios y reconoció la certeza democrática de los resultados.

Uruguay, su democracia y políticos, son superiores a los de EEUU, por cuanto, en las elecciones presidenciales de 2020, triunfó Joe Biden, Donald Trump, adujo fraude, interpuso demandas de nulidad de elecciones en varios estados, y en enero de 2021 azuzó a sus huestes irrumpan en El Capitolio, causaron destrozos, fue un inédito atentado a la democracia norteamericana.

El domingo 24 de noviembre de 2024, en segunda vuelta electoral, los uruguayos eligieron a Yamandú Orsi del Frente Amplio (centro izquierda) presidente de la República; le habló al país, después que el adversario reconociera su triunfo, anunció: larga vida a nuestro sistema republicano, larga vida a los partidos políticos de Uruguay, enfatizó su adhesión a la democracia republicana y libertad; tuvo un acto de magnanimidad al convocar a la integración del país, de propiciar el diálogo antes que la confrontación.

Resultados: Frente Amplio 49,84%; Coalición Republicana 45.87%. Carolina Cosse, vicepresidenta electa, saludó a los ciudadanos y ciudadanas que no votaron por el Frente Amplio, para no dejar dudas, con convicción, señaló: vamos a gobernar con todos, con los que nos votaron y con los que no nos votaron.

Dos rarezas más de la democracia uruguaya: el izquierdista candidato ganador, no lanzó ningún ataque al gobierno derechista que termina su mandato, y, Luis Lacalle Pou, presidente saliente, deja la Presidencia con popularidad, sin denuncias de corrupción.

Veamos al Uruguay democrático, no a la Cuba comunista totalitaria, tampoco a la Venezuela autocrática del socialismo del siglo XXI, menos a la Nicaragua dictatorial de Daniel Ortega. De otro lado, reflexionemos respecto: a la inestabilidad política de Perú, proponiendo alternativas para fortalecer el Estado social democrático y constitucional de derecho; al Estado fallido de Haití, cuyo régimen político está jaqueado por pandillas criminales, ante lo cual la OEA debe actuar para la restitución del régimen democrático; a la confrontación fratricida del Movimiento al Socialismo (MAS) entre el ex presidente Evo Morales y el presidente Arce Catacora; ante la gestión de eficaz y cuestionable mano dura de Nayib Bukele; al caudillismo supérstite de López Obrador ex presidente reencarnado en la presidenta Claudia Sheinbaum.

Asimismo, debemos analizar la sabiduría del pueblo chileno: rechazó el planteamiento de Constitución ultraizquierdista, también desestimó la propuesta de Carta Política ultraderechista; estudiar los fracasados modelos del neoliberalismo privatista (derecha) y progresismo estatista (izquierda), en América Latina. Decidámonos a construir la Indoamérica democrática e integrada, edificando el Estado – continente, donde haya libertad política, solidaridad económica, como corolario justicia social.

Análisis & Opinión