POR: MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA    

Cuando nos adentramos en el pasado peruano, a través de la lectura de textos sobre el pasado precolombino, el espacio que corresponde al departamento de Moquegua no se queda atrás. Y cuando se trata de la ciudad capital del departamento y de la provincia de Mariscal Nieto, encontramos datos claros y precisos que nos acercan al origen urbano de la hoy ciudad de Moquegua, llena de historia y tradición.

Hemos leído publicaciones sobre familias virreinales afincadas en Moquegua a partir del siglo XVI, en la revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas, de los años 50 del siglo pasado. En estas, se presentan abundantes fuentes que nos hacen revivir los inicios de la ciudad. Asimismo, hay fuentes manuscritas e impresas que dan cuenta de las familias originarias de la zona, tanto de curacas como de personas provenientes de diversos niveles socioeconómicos de aquel tiempo.

Cuando llegó la hora de la emancipación, Moquegua respondió al llamado de la patria en la lucha por la independencia y libertad, como lo hemos documentado en varios artículos publicados en La Prensa Regional, condensados en los libros Diccionario de Beneméritos a la Patria y El reposo de los héroes.

LOS INICIOS DE LA CIUDAD DE MOQUEGUA

Como se lee en diferentes fuentes consultadas, la ciudad de Moquegua fue fundada como Santa Catalina de Guadalcázar del Valle de Moquegua, el 25 de noviembre de 1541, marcando el inicio del desarrollo de una ciudad que hoy es la capital de la provincia de Mariscal Nieto. Desde sus inicios, Moquegua creció lentamente hasta convertirse en el conglomerado urbano donde miles de personas desarrollan hoy su vida diaria.

Se asegura que el origen del nombre «Moquegua» proviene de la lengua aimara. En su territorio se han encontrado evidencias de diversas culturas, incluida la presencia inca que dominaba toda la región desde la época de Mayta Cápac. El perímetro donde hoy se encuentra la ciudad ya tenía importancia estratégica. Al respecto, el doctor Carlos Radicatti Di Primeglio detalla referencias en su libro sobre los incas.

En la actual traza de la ciudad, fundada por los españoles el 25 de noviembre de 1541, se conserva poco de su arquitectura original. Algunos detalles sobre los conquistadores que estuvieron en Moquegua en esos años se encuentran en los dos tomos del Diccionario Histórico Biográfico de los Conquistadores del Perú, del historiador José Antonio del Busto Duthurburu. La nueva ciudad apareció también mencionada como «Moquehua», igual que una localidad en Argentina que conserva este nombre, posiblemente debido a mitimaes desplazados por los incas a tierras del Río de la Plata.

EVOLUCIÓN DE LA CIUDAD DE MOQUEGUA

La hoy ciudad de Moquegua tuvo previamente la categoría de villa durante el virreinato. Incluso antes de su fundación formal, algunos españoles ya se habían establecido allí, como ocurrió en 1588 con el último traslado de la ciudad de San Miguel de Piura. Entre los hechos fundacionales de Moquegua destacan personajes como Don Pedro Cansino, su esposa Josefa de Bilbao y Juan de la Torre. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que la fundación podría haber ocurrido el 10 de mayo de 1625.

Entre los españoles asentados en Moquegua figura Don Diego Fernández de Córdova, marqués de Guadalcázar, a quien se le relaciona con los procesos iniciales de construcción. Moquegua sufrió constantemente los efectos de terremotos que moldearon su desarrollo urbano.

Uno de los más grandes próceres del Perú, el mariscal Domingo Nieto, nació en Moquegua. Fue protagonista en las batallas de Junín y Ayacucho, así como en otras acciones de la primera mitad del siglo XIX. Sus restos reposan en el Santuario Patriótico Panteón Nacional de los Próceres. Entre los moqueguanos ilustres también se cuentan Mercedes Cabello de Carbonera, José Carlos Mariátegui y Amparo Baluarte, entre otros.

Moquegua conserva algunas construcciones que reflejan los finales del Virreinato y los comienzos de la República, lo que otorga un carácter típico y tradicional a su arquitectura. Se destacan elementos como los techos mojinete, las rejas de fierro, las portadas lisas o talladas, y las casonas de adobe, piedra, quincha y madera. Muchas de estas edificaciones fueron reedificadas tras sismos devastadores, como el de 1868, que causó graves daños a la ciudad.