POR: BETO LAJO PAREDES
De las controversiales gestiones gubernamentales de la década del ochenta, se transitó por la década de estabilización y ajuste de los noventa, ingresándose a los gobiernos del crecimiento económico de los 2010; entrando a gobiernos mediocres del 2011 a la fecha: surgen los proyectos trabados, disminuye el impulso a la inversión privada, se reduce la creación de empleo, se estanca el aumento de la clase media, se retrocede en pobreza, se incrementa la ineficiencia del gasto público en los niveles de gobierno: nacional, regional y local.
En el 2016, predominó la derecha liberal y conservadora: salió elegido presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, hizo lobby, a favor de Odebrecht (empresa brasilera), en el gobierno de Alejandro Toledo, éste acaba de ser condenado a veinte años y seis meses de cárcel por delitos de Colusión y Lavado de Activos; para el Congreso de la República, triunfó el fujimorismo heredero del 5 de abril del 92 (recibió dinero de grandes empresas), obtuvo mayoría absoluta. Esta derecha, accedió al Poder Ejecutivo (PPK liberal), y al Poder Legislativo (Keiko Fujimori conservadora); siameses, pegados por el neoliberalismo y la Constitución de 1993; pudieron realizar una buena gestión. Se enfrascaron en absurda pugna, por ofensas proferidas por el lobista a la señora K, quien actuó en represalia, dejando de lado los intereses nacionales, provocó la renuncia de Kuczynski; ascenso de Vizcarra; cierre del Parlamento; luego, advino su vacancia; fugaz y mediocre presidencias de Merino y Sagasti.
En medio de la crisis política de la derecha, arriban las Elecciones del Bicentenario; fue peor, el JNE inscribió plancha presidencial incompleta, integrada por Pedro Castillo (presidente), está preso; Dina Boluarte (Primera vicepresidenta), ahora presidenta, con ínfima aprobación de 3.2%; Vladimir Cerrón (Segundo vicepresidente) fue tachado por tener condena penal, está prófugo de la justicia. Resultó una catástrofe, eligieron a quien creía no iba a ganar y no estaba preparado para ser jefe de Estado; designaron ministros sin idoneidad y con antecedentes.
La crisis política se agravó con Perú Libre de izquierda marxista, leninista y mariateguista; demoraron en designar al gabinete ministerial, juramentó incompleto, cometieron irregularidades desde el primer día de gobierno; en el Parlamento Nacional, se estructuró una coalición de sancochado de derecha: Acción Popular, Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Avanza País, Renovación Popular, Podemos Perú. A la vez, se armó otro sancochado de izquierda comunista y caviares: Perú Libre, Cambio Democrático-Juntos por el Perú, Bloque Magisterial, Somos Perú, Perú Bicentenario, Bancada Socialista, los morados se diluyeron. Ni qué decir de la composición congresal: prontuariados, ligados a economías ilegales, mochasueldos, violadores de secretarias en el mismo Congreso, los famosos “niños”.
El sancochado de izquierda marxista desfasada asumió el Poder Ejecutivo, el sancochado de derecha desubicada conduce el Poder Legislativo; en su primera etapa gobernó el presidente Pedro Castillo, incurrió en irregularidades: atendía en Sarratea, luego en Palacio de Gobierno; designó ministros a vinculados al Movadef (Sendero luminoso) y MRTA. Se le ocurrió dar golpe de Estado, anunciando el cierre del Congreso de la República, fracasó, siendo vacado de inmediato del cargo Presidencial, por permanente incapacidad moral; dándose la Sucesión Constitucional con la señora Dina Boluarte, juramentando como presidenta de la República, al ser la Primera vicepresidenta; sosteniéndose, por la coalición de derecha y apoyo de algunas bancadas de izquierda magisterial.
Nuestro país pasó del extremo de la derecha (2016), al extremo de la izquierda (2021); en ambos casos con inestabilidad política, resultados económicos modestos, consolidación peligrosa de las economías ilegales e incremento de la inseguridad ciudadana, y enfrentamientos entre Poderes del Estado y organismos constitucionalmente autónomos: Congreso contra la Junta Nacional de Justicia, Ministerio Público contra el Poder Ejecutivo, Tribunal Constitucional contra el Poder Judicial.
Felizmente, siguen firmes los lineamientos macroeconómicos y solidez de las políticas: fiscal (MEF) y monetaria (BCR), para asombro del mundo. Las elecciones generales del 2026 ¿serán mejores o peores? ¿se llegará al fondo del caos o será el despegue político? Ello dependerá del voto de los ciudadanos y ciudadanas.