POR: MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA (RESPONSABLE DEL MUSEO ELECTORAL Y DE LA DEMOCRACIA DE LA DNEF DEL JURADO NACIONAL DE ELECCIONES)
En octubre de 1909, una de las moqueguanas más destacadas de esta región falleció, dejando tras de sí una vida fecunda y una huella imborrable como precursora de los derechos de la mujer. Es importante destacar que la existencia social de la mujer en el Perú solo puede ser considerada desde la segunda mitad del siglo XX.
En el Museo Electoral y de la Democracia del Jurado Nacional de Elecciones se conservan algunas de sus publicaciones, y al conmemorarse el centenario de su fallecimiento, en octubre de 2009, se hizo una exposición itinerante que se instaló en diferentes lugares, empezando por la Institución Educativa que lleva el nombre de la ilustre escritora. Asimismo, se llevó a cabo en la Casa Museo Mariátegui y en algunas salas de exposición en Lima, entre ellas la de la Universidad Ruiz de Montoya, en Pueblo Libre.
Hasta ahora no sabemos dónde cursó sus estudios primarios, teniendo en cuenta que Margarita Guerra Martiniere, en el capítulo sobre la educación femenina contenido en el tomo VII de Historia General del Perú, menciona que en 1828 se creó el Colegio de Educandas de Moquegua, y recién el 15 de mayo de 1861 se estableció el Colegio de Niñas en esa localidad. Si consideramos que Mercedes Cabello de Carbonera nació en 1842, de haber tenido continuidad la institución educativa de 1828, es probable que estudiase ahí, ya que por razones presupuestales varias fueron cerradas, sobre todo en los años de lucha entre caudillos que se disputaban el poder político y la conducción del país.
UNA GRAN MOQUEGUANA
Mercedes Cabello de Carbonera nació en Moquegua el 17 de febrero de 1842, convirtiéndose en una gran escritora de pluma impactante que hizo frente a la sociedad, no solo con denuncias sociales, sino que escribió pensando en el futuro de la mujer y en las posibilidades de su acceso a espacios que hasta entonces les estaban negados. Por ello, había que educarlas para convertirlas en ciudadanas.
Mercedes Cabello de Carbonera, autora de novelas y ensayos críticos, trascendió más allá de su muerte y es una de las pocas mujeres nacidas en el siglo XIX que permanece en la memoria colectiva. No solo se le recuerda en Moquegua, sino en todo el país. Es una figura que se ha quedado para siempre en la literatura peruana y en la historia de la lucha femenina en el Perú por lograr avances para la mujer a través de la educación, hasta alcanzar su condición de ciudadana.
La escritora nació en un mundo en el que el hombre era la figura central en la familia y en la sociedad. La mujer estaba condenada a una casi esclavitud familiar y a una especie de esclavitud social; no había espacio para ella. Aquellas que se animaron a abrir surcos en ese camino de oposición a los cánones sociales impuestos por los varones y aceptados por muchas mujeres fueron consideradas desviadas sociales e invasoras de espacios netamente masculinos.
UNA VIDA VENCIENDO AL TIEMPO
Mercedes Cabello no escapó a la incomprensión de la sociedad de su tiempo, viviendo una experiencia parecida a la de la cusqueña Clorinda Matto de Turner. Ambas quedaron expuestas a cuestionamientos masculinos, que se sintieron opacados por el surgimiento de plumas femeninas que gozaban de aceptación social. Mientras vivió Mercedes Cabello de Carbonera, y aún después de su muerte, el machismo era muy fuerte. Sin embargo, con toda seguridad, partió de este mundo con la firme convicción de que la desigualdad en ciudadanía iba a terminar pronto, porque el mundo no es inmóvil; está inmerso en la dinámica de cambios sociales que se generan por innovación o por la generación de nuevas doctrinas sociales y cambios de pensamiento.
Cabello de Carbonera, ícono femenino para Moquegua, es presentada por sus biógrafos como la escritora influenciada por la corriente positivista y por el naturalismo, al punto de considerársele iniciadora de la novela realista en el Perú, con novelas de contenido social y ensayos críticos publicados a nivel nacional e internacional. Su obra ha llevado a que los estudiosos la relacionen con el grupo de luchadoras y luchadores sociales por la emancipación de la mujer.
La ilustre moqueguana fue incorporada al Ateneo de Lima y participó en el núcleo de tertulias de la argentina Juana Manuela Gorriti. Su vida terminó en el manicomio de Lima, ya que a causa de padecer sífilis le sobrevinieron otras enfermedades que le causaron la muerte el 12 de octubre de 1909, dejando una huella perdurable hasta el día de hoy.
Hoy, el mundo no admite desigualdad basada en el sexo. Las mujeres son ciudadanas, y donde se les restringen derechos, continúan la lucha, apoyadas por hombres de su tierra y por organismos nacionales e internacionales que no admiten oposiciones por raza, sexo, credo, idiomas y otros indicadores sociales. Porque, de pervivir la exclusión, la democracia no tendría sentido.
