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21 noviembre, 2024 7:55 pm

Un modelo para armar: el desarrollo del sur

“No hay peor error en el liderazgo público que mantener falsas esperanzas que pronto serán barridas”. - Winston Churchill.

POR: CESAR A. CARO JIMÉNEZ   

Es cierto que, para llevar a cabo cualquier proyecto, es necesario primero dar rienda suelta a la imaginación y al ingenio. Pero ambos deben ser acompañados por el razonamiento frío, con énfasis en el estudio detallado y comparativo de todos los aspectos técnicos y económicos, antes que en la voluntad política o en los intereses o ilusiones de grupos sociales, regionales y/o empresariales. Algo que generalmente se ha omitido en el Perú y que ha dado lugar a incontables fracasos y frustraciones, además del mal uso de los recursos disponibles…

¡Somos amantes de la grandilocuencia y las imitaciones!

Y somos tan torpes que, en lugar de hacer del desarrollo del sur un modelo económico equitativo e integral, acorde con las riquezas y condiciones de cada departamento, todos queremos tener todo: la universidad, el hospital, el estadio, etcétera, propio. Y lo único que hemos logrado hasta la fecha —salvo una que otra excepción— son mediocres instituciones que dejan mucho que desear en un mundo globalizado, en el cual los adelantos científicos (IA, por ejemplo) están reemplazando el trabajo humano, haciendo que se agudice ese viejo axioma que señala que, a menos trabajo, más crímenes. Por lo tanto, nuestras autoridades hacen mal en creer que la elevación de las penas y la represión son la solución, cuando, desde mi punto de vista, la clave del futuro radicará en cómo la sociedad, las instituciones y las empresas respondan a las nuevas tecnologías, se adapten a un entorno laboral en constante evolución y permitan pensar en aspectos como disminuir las horas de trabajo e incluso crear lo que se denomina el salario básico universal, que sería un derecho básico que toda persona recibiría de manera incondicional, independientemente de su situación laboral, ingresos u otras condiciones. Este ingreso se desmarcaría de las ayudas asistenciales tradicionales, y su objetivo sería proporcionar un piso de seguridad económica, liberando así a las personas de la incertidumbre financiera y fomentando la dignidad humana.

Pero, mientras se especula a nivel mundial sobre la posibilidad de hacerlo realidad, lo preocupante es el crecimiento de un fenómeno social alarmante que yo denomino «autismo político». Este término se refiere a la desconexión entre las autoridades y la población, un distanciamiento que impide la creación de políticas efectivas y una gestión adecuada de los recursos y oportunidades. A medida que las comunidades siguen lidiando con problemáticas críticas, desde la falta de infraestructura hasta la carencia de servicios básicos, tanto los funcionarios públicos como algunos actores sociales parecen más preocupados por su bienestar personal que por el desarrollo sostenible del sur del Perú.

Uno de los aspectos más evidentes de este autismo político es la falta de planes realistas de desarrollo a corto, mediano y largo plazo. Proyectos cruciales como el gaseoducto, las iniciativas petroquímicas y una política portuaria integral, que son vitales para el crecimiento económico de la macro región sur, han sido pospuestos o ejecutados de manera ineficiente. La ausencia de una visión coordinada y compartida ha llevado a que estos proyectos se estanquen, contando para ello con la desidia y el autismo de todos nosotros.

La política portuaria integral es otro aspecto crucial que ha sido ignorado en gran medida. Los posibles terminales que se podrían construir tanto en Puerto Grau, Ilo y Corío deberían obedecer, antes que, a buenas intenciones, a aspectos técnicos y económicos, en los cuales juega un papel fundamental la carga a movilizar, teniendo presente que los puertos son una especie de cocheras o garajes y que el negocio principal es el transporte de cargas. Por lo tanto, bien haríamos en imitar a Chile, procurando establecer una alianza como la que hizo la Compañía Sud Americana de Vapores (CSAV) con Hapag-Lloyd, lo que le permite disponer de una flota de 287 barcos portacontenedores. CSAV pertenece al Grupo Luksic, uno de los holdings más grandes de Chile.

Como dato secundario, es preciso señalar que, aparte de la flota de CSAV, existen otras compañías privadas que tienen 221 barcos, mientras que en el Perú se cuenta con tan solo dos barcos petroleros.

Análisis & Opinión