POR: DAVID AURIS VILLEGAS
La juventud encarna pasión, determinación, retos y sueños, pero también susurra lamentos de angustia y desilusión por los conflictos que los mayores hemos desencadenado a lo largo y ancho del planeta. Como adultos, debemos abrazar nuestro papel de mentores y consejeros, ofreciendo educación y oportunidades para que cada joven pueda descubrir su talento y aportar a la creación de un mundo más justo y esperanzador.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los jóvenes son quienes definen las tendencias en creatividad y son los auténticos pioneros digitales que están revolucionando al mundo. A través de estos medios, nos hacen saber sus desafíos y nos ofrecen soluciones a los problemas globales que los mayores muchas veces lo silenciamos. La juventud representa, para la UNESCO, un recurso vital para el progreso social y económico. De hecho, es un poderoso activo humano en la construcción de un futuro más equitativo, para alcanzar la paz y erradicar la pobreza que impide el logro del desarrollo sostenible.
El 12 de agosto se conmemoró el Día Internacional de la Juventud desde 1985; sin embargo, fue en el año 1999 cuando esta celebración se institucionalizó en la ONU, reconociendo la contribución dinámica y vibrante de los jóvenes en el desarrollo humano, entre 15 a 24 años, que abarca alrededor de 1500 millones de personas en el mundo. El Programa de Acción Mundial para los Jóvenes de la ONU, aborda cuestiones como la igualdad de género, la salud universal, la educación y las oportunidades laborales.
No obstante, a menudo olvidamos que los jóvenes son el presente, sobre todo en los países en vías de desarrollo. A nivel mundial, aproximadamente 700 millones de adultos y jóvenes carecen de habilidades básicas de lectura y escritura, según la UNESCO. Esta cifra refleja una grave brecha en el acceso a la educación y subraya la necesidad urgente de mejorar la alfabetización global. Nos invita a afinar el pensamiento crítico, creativo, emprendedor, empático y hacer entender que solo juntos podremos progresar y resolver los problemas del mundo.
Transformemos nuestra visión sobre la educación global en este Día de la Juventud, brindando a los jóvenes la oportunidad de asumir el coliderazgo de nuestros países y potenciemos su infinita capacidad mental. De lo contrario, el miedo al fracaso se va a apoderar de ellos, limitándolos a enfrentarse con éxito los desafíos de un futuro impredecible y al mismo tiempo repleto de esperanzas.