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27 noviembre, 2024 7:25 am

Nueva crónica y buen gobierno

Por: Edgard Norberto «Beto» Lajo Paredes     

Es el título del libro de (Ebisa Ediciones, Primera Edición: Febrero del 2011), en la contratapa, se lee: “Con la indignación justa de quien ve extinguirse irremediablemente el glorioso resplandor del sol de los Incas, el ilustre cronista Phelipe Guamán Poma de Ayala, escribió una extensa misiva a la autoridad real pidiendo, por, sobre todo, justicia para los suyos. No es posible, dice en tono dolido, que la orgullosa estirpe de aquellos que conformaron una nación en la que primaba la piadosa protección del desvalido, el buen criterio para gobernar, la preparación para afrontar los desastres naturales, el respeto a la mujer y a la virtud, la vigilancia de la conducta moral, haya caído víctima de feroces alimañas, de una generación de víboras cuyo único afán, era el de satisfacer sus más atroces y detestables instintos. Nadie escuchó su clamor y la valiosa carta en la que había invertido treinta años de su vida, se perdió en el torbellino de los siglos. Sin embargo, este valioso testimonio ha sido recuperado, para que los hombres de este tiempo puedan conocer los episodios más negros y vergonzosos del proceso llamado civilización”.

Narra cómo los gobernantes incas, ponían atención prioritaria en la existencia de alimentos en abundancia, para garantizar todos tengan qué comer, en tiempos de sequía o escasez por motivos climáticos, es decir, aseguraban que nadie se quede sin comer, para ello construyeron tambos, una especie de almacenes de alimentos, ropas y otros pertrechos, al respecto leemos: “En este mes (mayo) se visitan las comunidades para verificar las existencias del maíz, de las papas y de toda la comida y los ganados de la comunidad sapci. Se castigaba a quienes no daban cuentas correctas de las cantidades guardadas en los almacenes” (p. 139); también cuidaban la salud: “Por mandato de los yngas, en este mes (setiembre) se echaban las enfermedades de los pueblos y las pestilencias de todo el reino y con tal propósito … rociaban todas las casas y calles con agua para limpiarlas” (p. 142). En el Tawantisuyu cuidaban a las personas asegurando su alimentación y protegiendo la salud.

A diferencia de la actualidad, en la que tenemos 43% de anemia infantil en niños menores de tres años de edad, lo cual es una tragedia, pues, los niños anémicos no van a desarrollar sus capacidades físicas, mentales ni intelectuales, por ende, van a estar privados de adquirir conocimientos, no van a ser competitivos, en ninguna actividad humana, en consecuencia, el país va a tener una población improductiva a la que hay que atender por solidaridad. Ni qué decir de la pobreza que bordea el 29% habiendo aumentado 1,6% en el año 2023. En el Tawantinsuyu, no hubo pobreza, no había mendigos, nadie se moría de hambre. De todo eso escribió, nuestro cronista, quién, como muchos en la actualidad, no se explicaban, como un sistema humano, solidario fue derrotado por otro sistema signado por la codicia, la ambición y la acumulación de riqueza.

Cómo puede, haber anemia infantil si se tiene varios programas de apoyo alimentario como el Programa Vaso de Leche, creado por Alfonso Barrantes Lingán, cuando alcalde de Lima (1984-1986), extendido a todas las municipalidades provinciales por el presidente Fernando Belaúnde Terry en su segundo gobierno (1980-1985), luego descentralizado a las municipalidades distritales por el Gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000). Cómo puede haber anemia infantil, si existió el Programa Nacional de Asistencia Alimentaria (PRONAA), extinguido por el presidente Ollanta Humala (2011-2016), recreado en el Programa QaliWarma (Niño vigoroso), en el cual se utiliza más de mil millones de soles al año.

Los gobiernos locales, regionales y nacional, deben recurrir al ejemplo de nuestra civilización andina y gobernar con el objetivo de asegurar la buena alimentación de nuestros niños y la salud de los pueblos, para así garantizar el desarrollo integral, pues, con niños bien nutridos, van a poder aprender rápidamente, aumentan las posibilidades de contar con buenos deportistas, científicos, profesionales hasta buenos gobernantes. Tomando medidas para proteger la salud del país, nos prevenimos de pandemias, y que no se repita el infierno de la Covid-19 del año 2020, desnudándose las falencias y debilidades de los sistemas de salud del país. Releamos a Guamán Poma de Ayala y su “Nueva Crónica y Buen Gobierno”.

Análisis & Opinión