POR: FERNANDO VALDIVIA CORREA
Al cargamontón mediático en contra de la actual mandataria, se ha sumado el exparlamentario Gino Costa. En reciente entrevista periodística, Costa Santolalla declaró que los buenos funcionarios son perseguidos y sancionados, mientras que los malos son premiados, justificando además el pésimo accionar del sobrevalorado Harvey Colchado, recientemente suspendido de la DIVIAC por haber ingresado violentamente y en horas de la madrugada al domicilio de Dina Boluarte, como si se tratase de una criminal prófuga de la justicia.
Sin embargo, este camaleónico personaje (cambió de camiseta política hasta en 7 oportunidades; es decir, desde Toledo hasta PPK, mordiéndoles la mano luego a cada uno de ellos) no está solo. A inicios de este mes, Mirtha Vásquez manifestó que existe un manto de impunidad entre el Parlamento y Ejecutivo a favor de la continuidad en el poder de la presidente. Por supuesto que lo dice la convicta y confesa antiminera, y a su vez expremier del desgobierno de Pedro Castillo que juraba que éste entregaría la lista de siniestros visitantes a la casa de Sarratea, hecho que al final nunca ocurrió. O, aquella que firmó, junto al entonces titular de economía, el ilegal Decreto de Urgencia 102-2021 que permitió un festín dinerario de las arcas del Estado a favor de los amigotes del “prosor”; razón por la cual sigue eternamente investigada por la Fiscalía.
También encontramos a Gustavo Gorriti, líder terrenal -y quizá también espiritual- de toda la caviarada, quién ejerce un férreo control en el Ministerio Público, Junta Nacional de Justicia, ONPE, Jurado Nacional de Elecciones, etc. Con la “espontaneidad” que lo caracteriza (ironía, por cierto) señaló oportunamente que si hubiera sabido que el exjefe de Estado Alan García Pérez acabaría con su vida “algo más podría haber hecho”. Sí amigo lector, ¡Nauseabundo comentario!, aunque más relevante resulta el enterarnos a través de un video propalado que con una llamada telefónica al entonces Fiscal de la Nación Pablo Sánchez, frustró la diligencia fiscal al Instituto de Defensa Legal, del cual es dueño.
A todo esto, y retornando la pedestre paráfrasis del progre Gino, a modo de pregunta ¿cómo habrían reaccionado los caviares si la temible policía parapolítica hubiera ingresado a combazos al inmueble de la tía regia Susana Villarán ni bien aceptó que recibió la coima de US$ 10 millones; o a la casa de Alejandro Toledo, ¿cuándo -según tesis fiscal- se descubrió que el “sano y sagrado” recibió una “tajada” de U$ 20 millones por parte de la corrupta Odebrecht?
Lo ocurrido aquí es bastante simple. Ante la inminente caída del ilustre hijo chotano, progres contactaron a la señora Boluarte Zegarra, exigiéndoles carteras ministeriales. Ante un no rotundo, buscan echarla de Palacio de Gobierno. Eso sí, empapelada. De poco o nada sirve que ante el reporte del Banco Mundial que en el 2022 la tercera parte de peruanos fue pobre, y que este mismo organismo internacional prevea un crecimiento de hasta 2.7% para este año, la consigna es y será siendo una sola.