POR: FERNANDO VALDIVIA CORREA
Vladimir Cerrón, padre político del golpista y hoy preso Pedro Castillo, se encuentra prófugo de la justicia desde el pasado 6 de octubre. Desde la clandestinidad, el también líder de la organización Perú Libre declara a la prensa, y sigue muy activo en las redes sociales, opinando sobre coyuntura política. Recordemos que Cerrón Rojas fue sentenciado, por segunda vez, por actos de corrupción.
Sin embargo, la que no se encuentra corrida de la judicatura, pero sí en apariencia inubicable es la confesa delincuente exalcaldesa izquierdista de Lima Susana Villarán. Procesada por lavado de activos vinculado al caso Lava Jato, comentó desvergonzadamente en su oportunidad en entrevista radial que “siempre supe de aportes de empresas a la campaña del ‘No’ a la revocatoria. Cometí un grave error del que me arrepiento desde hace tiempo, que es permitir que quienes tenían intereses privados financiaran la campaña», concluyendo con un lacrimógeno “pido perdón”, aceptando con ello haber recibido $ 10 millones como soborno por parte de las empresas Odebrecht y OAS.
Por esta razón, en mayo de 2019 el juez ordenó prisión preventiva por 18 meses, siendo recluida en el penal de la capital. Pero, inexplicablemente un año después fue puesta en libertad. El a quo argumentó que tomó tal decisión debido al Covid 19 y a la avanzada edad de Villarán de la Puente.
Desde esa fecha no se sabe nada de ella, y menos del estado del proceso judicial en su contra, que intuimos debe estar avanzando literalmente “a paso de tortuga”. Resulta irónico que al día de hoy la impopular “tía regia” (como solían llamarla los caviares) no esté sentenciada a pena privativa de libertad, a pesar de todas las pruebas incriminatorias, amén de haber perjudicado los intereses de la comuna metropolitana al aceptar coima a cambio de regalarle los peajes a estas mafiosas corporaciones. También causa extrañeza que los medios de comunicación, en general, así como los políticos (no todos desde luego), no hayan pronunciado palabra alguna.
¿Dónde anda Susana Villarán?, aunque mucho más interesante queda la interrogante ¿qué hace la fiscalía y el Poder Judicial para poner fin a esta impunidad campante?