POR: ENRIQUE LAZO FLORES
Gina Boluarte, la presidente Constitucional del Perú a la vez también, la presidente ilegítima hizo un balance o remedo de balance de sus “primeros pasitos” como presidente de menos de 33 millones de peruanos, digo menos porque ella no reconoce a Puno como parte de nuestra nación, y restando a la región Puno no llegamos a esos 33 millones de habitantes que se jacta en gobernar, pero bueno, somos los que estamos en este momento y a nadie la cabe la idea que todos pensamos que estamos muy bien representados por el Poder Ejecutivo que tiene casi el 90 por ciento de desaprobación y con un congreso que ronda también por allí, en desaprobación y busca a toda costa quedarse a través de la bicameralidad.
Ni que decir de los otros poderes que también tienen ya sus números de desaprobación, como el Poder Judicial, cuyo titular del Ministerio de Justicia está siendo llamado a una interpelación, ¿otra paseada más?, que también forman parte de ese conglomerado de poderes que actúan en pared y mirando ya no de reojo, sino de frente a otras instituciones como Defensoría del Pueblo ya capturado, a la ONPE, al JNE, a la Junta Nacional de Justicia, el TC y tantas otras instituciones que quieren capturarlos, como que ya están camino a formar parte de este escandaloso equipo espurio que nos gobierna.
Como se ve, este gobierno de tres cabezas y varios tentáculos, con un Congreso, que gobierna entre sombras, amenaza hacerse de más instituciones para continuar con el programa de Fujimori, como lo dije en otras columnas, programa con la que los anteriores gobiernos nos gobernaron y en esa misma ruta este fin de semana Dina Boluarte hizo una rendición de cuentas que más parece una narración de cuentos, porque no dijo nada positivo, sino, echar flores a su mandato como gobernante, donde ella anda ausente y otros gobiernan, sin hacer un mea culpa de los desaciertos que son más que los aciertos, sin reconocer que hasta ahora no ha logrado la pacificación del país, porque todavía Puno no se rinde, pero para Otárola en esa región “no pasa nada”, y regando mentiras por el mundo, quiere convencer que somos el país de las maravillas, pero donde va recibe el rechazo de residentes voluntarios y colectivos, no solo él sino, también los ministros y congresistas, de esa realidad no habló.
Nuestro país que esta duramente golpeado por la inestabilidad política con saldo de más de sesenta muertos, otros hablas de setenta, en esto seis meses de gobierno ha demostrado que estamos en una situación precaria, donde al margen que Otárola gobierna “entre bambalinas”, la cabeza visible del congreso hace evidente que ellos gobiernan en pared, con el aval de este gobierno que más piensa en salvarse de la acusación internacional, que solucionar problemas que la naturaleza causó en el norte del país.
En esta rendición de cuentas vimos que mantiene la misma narrativa de culpar a otros de la crisis política y no hizo una autocrítica sobre los errores que ella cometió como la “primera mujer en la historia del Perú”, por lo menos buscando un acercamiento con la población que muestra su rechazo y le pide a gritos que se vaya, en ese escenario no se puede aceptar lo que ambos dijeron de manera sincronizada Otárola en Europa y Dina en Lima, que vivimos una etapa de paz social donde no hay una sola marcha y no hay carreteras bloqueadas y que ambos lloraron la muerte de sus coterráneos. Semejante mentira nadie creerá, menos los medios afines a su gobierno que le maquillan para enmendarle la plana en muchos casos, y hacer ver que es un gobierno comprometido con el pueblo.
Estas actitudes están sumando el rechazo a Dina Boluarte y al Congreso, están enervando más los nervios de la población, sobre todo en las regiones donde Pedro Catillo ganó las elecciones, y buscan nuevamente regresar a proponer volver a las urnas en una próxima movilización que anuncian para el mes de julio,
Estamos ante un gobierno pasivo que no hace nada ante el trabajo del Congreso que está aprobando una serie de leyes que va en contra de los intereses del país, con la mirada puesta en quedarse hasta el 2026, y con una Fiscalía que le da “una manito” a Dina antes que los muertos le pasen la factura por la denuncia de derechos humanos, de la que será muy difícil salga librada, precisamente para salvarse de ellos, el Congreso también le dio la mano aprobando inconstitucionalmente que ella pueda gobernar a “control remoto”, o sea vía zoom. ¿Se repetirá lo de Alberto Fujimori?, Dios nos coja confesados.
En este escenario se está gestando un rechazo a un gobierno que representa solo a un pequeño porcentaje de la población y no piensa en atender las demandas de las grandes mayorías, solucionando los problemas que amenazan en “incendiar las praderas”, disimulando la antipatía y la discriminación al pueblo que dice gobernar, escondiendo la miseria de un país que se ahoga en la falta de trabajo y la carencia de la canasta familiar, escondiendo debajo de la alfombra la falta de empatía hacía la población.
Mientras que esta crisis se acrecienta en el país, en palacio como en el Congreso, viven en una burbuja, están de plácemes pero solo será hasta que reviente la burbuja, allí saldrá al escenario la situación de verdadera crisis que lleva al pueblo a la miseria, el hambre y la desnutrición se está haciendo más evidente, no está mirando a la minería como debería hacerlo, ella sabe que es la única opción para revertir la pobreza y la falta de puestos de trabajo, pero no hace nada para, con energía y decisión empezar a producir, lo que sería su tabla de salvación.