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22 noviembre, 2024 7:45 am

Creación de la provincia de Ilo

En un auténtico y estricto acto de justicia es a José Caro Cosío y a Enrique Rivero Vélez a quienes debemos rendir nuestro homenaje y reconocimiento en esta ocasión.

POR: GUSTAVO VALCÁRCEL SALAS     

La elevación de Ilo a provincia abarca una historia de una docena de años de discusiones y debates en el Congreso de la República, ocasión en la que con insistencia se presentaron las iniciativas de nuestros congresistas, acompañados con los informes técnicos de las entidades especializadas en el tema. Concluyó en 1970 con el ucase del Gobierno Militar.

Se rechazaron las propuestas iniciales porque se contraponían con leyes cuya aplicación era absurda, contradictoria. Arbitrarias cuando se aplicaban para el caso de Ilo, pero validadas para crear provincias en otros departamentos cuyas condiciones eran las mismas que las de nuestro puerto.

DÉCADA DE LOS 50

La historia se inicia en octubre de 1958, durante el segundo gobierno de Manuel Prado, con la propuesta presentada al Congreso por el entonces senador por Moquegua Alfonso Ghersi Ordóñez. Cuando la comisión correspondiente revisa este proyecto en 1961 no fue aceptada. Se adujo que Ilo no reunía los requisitos exigidos por ley para la creación de las provincias. Siendo las principales objeciones que Ilo no tenía la población requerida y que los límites presentados se oponían con los del distrito de Ite, que ya se había creado en enero de 1961. Revisemos estos hechos.

Cuando la representación tacneña presentó al Congreso el proyecto de creación del distrito de Ite y el de la provincia de Toquepala, fue consultado el Instituto Geográfico Militar sobre los límites interdepartamentales que se proponían. Se respondió el 11 de noviembre de 1960 con un informe técnico sustentado por el inspector de Cartografía coronel Guillermo Barriga Meneses. Decía:

“El límite propuesto no coincide con el límite departamental entre Tacna y Moquegua; debiendo anotar que:

  1. El límite departamental deducido de los documentos oficiales, incluyen en el departamento de Moquegua los lugares Talamolle, Alfarillo y Mostazal, en la región del litoral; así mismo en el límite norte, pampa de Vizcachas y los lugares poblados Huaytire y majada Bajañani, figuran como pertenecientes a Moquegua.
  2. El límite de la nueva provincia por crearse de Toquepala en el departamento de Tacna, incluye a dicha provincia los lugares mencionados en el párrafo anterior”.

Este informe es refrendado mediante un oficio del Instituto Geográfico que sostiene:

“Según los mapas del I. G. M. de los años 1950 y 1952, además del mapa de Raimondi, se tomaron en cuenta el Diccionario geográfico de Stiglich y los volúmenes del censo de 1940 para determinar la demarcación departamental … los lugares Mostazal, Talamolle y Alfarillo corresponden a Moquegua y no a Tacna”.

La respuesta sobre los limites departamentales era clara, concluyente y, sobre todo, lo más importante, contaba con el aval de personas preparadas especialmente en el tema objeto de la consulta.

Esta y otras razones sirvieron para que no prosperara la creación de la provincia de Toquepala. Sin embargo, a pesar de ello, se aceptaron los límites costeros para la creación del distrito de Ite, sin respetar la opinión técnica. Para redondear el absurdo, uno de los que presentó la propuesta de creación del distrito de Ite fue Pedro Valle Medina, ilustre ileño, entonces diputado por Tacna.

A ello agreguemos algo curioso, que tiene ribetes anecdóticos. A lo largo y ancho del país había 30 provincias que no tenían los seis distritos. Una de ellas era nada menos que el Callao, nuestra Provincia Constitucional, con rango de departamento, que entonces tenía solo 4 distritos.

Parecía tener vigencia lo que dijera el sabio Antonio Raimondi en 1866, hace más de 150 años, luego de recorrer el país de un extremo a otro, “pocos países habrá en el globo cuya demarcación territorial esté tan sujeta a variar como en el Perú: parece que la inestabilidad fuese la ley de la división política. No hay Congreso que no cree algún nuevo departamento, provincia o distrito; y este cambio trae consigo la confusión, y el móvil principal de estos continuos cambios es frecuentemente el interés particular de algún diputado”. En este tema nos hemos quedado congelados en el s. XIX.

CONTRA VIENTO Y MAREA

Contra todo esto se tuvo que lidiar. En la siguiente legislatura, siempre bajo el mismo gobierno, fue el diputado José (Pepe) Caro Cosío quien insiste con la propuesta, pero replanteándola, buscando salvar las observaciones que se habían hecho. Tenía como asesor a Enrique Rivero Vélez. En esta nueva propuesta incluía como distritos a Ilo, Pacocha y El Algarrobal. El límite sur planteado es la punta de Alfarillo, que incluía las lomas de este nombre y las de Talamolle, que formaron parte del distrito de Ilo desde la colonia, como lo precisó el informe técnico consultado.

Se requirió la opinión de la Sociedad Geográfica de Lima, que por falta de tiempo no llegó a emitir su informe, pues entramos a la dura etapa electoral que tuvo como lamentable desenlace el golpe de Estado de 1962. La propuesta quedó encarpetada, no se vio.

El Gobierno Militar de entonces no se ocupó del tema. Pronto se convocan a nuevas elecciones generales. En 1963 se instala el nuevo gobierno.

En el mes de agosto, apenas iniciadas sus labores el nuevo Congreso, el diputado por Moquegua Enrique Rivero Vélez actualiza la propuesta de Pepe Caro y pide que la Sociedad Geográfica de Lima cumpla con pronunciarse.

Esta institución convoca a técnicos en cartografía y geografía, tanto civiles como militares. Hacer este informe les toma dos años, indicativo de la seriedad y rigor con el que se trabajó. En octubre de 1965 el destacado intelectual Emilio Romero, toda una autoridad que tenía en su haber importantes obras sobre economía y geografía, era el presidente de la Sociedad Geográfica y fue el encargado de remitir la opinión técnica favorable para la creación de la provincia. Se incluye un amplio y minucioso análisis socio económico de Ilo y del departamento que justificaba la creación de la provincia, fue firmado por el ingeniero Abel E. Angulo.

Entre otras cosas se consideraba que ya se explotaba el yacimiento de Toquepala, se esperaba que pronto se iniciarían los trabajos en Cuajone y Quellaveco, en Ilo teníamos la fundición, el espigón para Southern, el desarrollo de Ciudad Nueva como campamento minero, vivíamos el boom de la pesca. En esta década Ilo multiplicó por 5 su población, a eso sumemos la proyectada irrigación de las lomas, así como la carretera a Bolivia.

LOS TRÁMITES FINALES

En este informe se propone como límite sur, luego de trabajar y fundamentar con el correspondiente análisis técnico, una línea media entre Punta Alfarillo y Punta Icuy, que era el límite aprobado por la ley de Ite. Entre ambos extremos hay 15 kilómetros, por lo tanto, la línea medía se establece en Punta Picata. Propuesta hecha con ánimo conciliatorio aprobada por unanimidad por los integrantes de la Sociedad Geográfica. Es la que elevan al Congreso.

Este documento pasa a una comisión para su revisión y después a otra. Luego de los estudios, observaciones y debates correspondientes, normales en las democracias, pasa a la Comisión de Municipalidades del Congreso, que evacúa su informe en 1967. Al año siguiente, se aprueba el proyecto con una corrección. Se modifica la propuesta de Punta Picata por Punta Icuy; es decir, se insiste en los límites que se aprobaron para la creación de este distrito, sin respetar lo que estipulaban los documentos que servían de base para definirlos, dejando de lado, sin motivo, el informe técnico del Instituto Geográfico. Es el costo del debate político en las democracias que nos hacen tener presente lo que hace siglo y medio dijo Raimondi.

Es así como pasa a la Cámara de Senadores en 1968 para proceder a su promulgación, la que se esperaba sucediera en las semanas siguientes. Todo estaba hecho, listo para que se hiciera realidad. Sin embargo, un nuevo golpe de Estado, el de octubre de 1968, lo impidió.

DOS AÑOS MÁS

El pueblo de Ilo conocía de estos trámites, que duraron una década. Sabían que el proyecto estaba listo para ser promulgado, fue por eso que destacados vecinos se dirigieron al general Jorge Fernández Maldonado para que concluyera este trámite que quedara inconcluso con el golpe militar del que él fue conspicuo integrante.

Tardaron dos años en firmar el proyecto de una ley que ya estaba lista para ser firmada. No había nada que investigar, discutir ni agregar, porque ya había sido ampliamente investigado y discutido. Ese estudio generó el informe técnico de la Sociedad Geográfica de Lima que era requisito imprescindible. Reiteramos que estuvo listo desde 1967.

Como en efecto, en el Gobierno Militar nada se discutió, nada se estudió; no era necesario hacerlo; solo se dictó, y se dictó mal. A tal punto esto fue así que el decreto promulgado dice “Que el pronunciamiento de la Sociedad Geográfica de Lima es favorable a tal creación”, haciendo referencia a la investigación que se hizo en la propuesta de Caro y reclamada después por Rivero, que sustentaba la creación de la provincia y recuperaba para el departamento de Moquegua parte de la costa que se le arrebataba, planteando que la frontera de Ilo debía llegar hasta punta Picata. El límite aprobado por el Gobierno Militar lo recorta hasta Punta Icuy, no es el de la Sociedad Geográfica a la que invocan en el mismo decreto, contraviene lo que esta institución estableció.

Quienes con el golpe militar hicieron cera y pabilo de la Constitución, si querían favorecer a Ilo, bien pudieron hacer que se respeten los límites que siempre fueron ileños como lo indicaba la documentación especializada; o por lo menos los que proponía la Sociedad Geográfica en la que se amparaban. Pudiendo hacerlo no lo hicieron, o no leyeron lo que invocaban, o no lo entendieron.

Fueron los diputados Caro y Rivero quienes formularon la ley, la estudiaron, presentaron y sustentaron en su momento en medio de las deliberaciones propias de un gobierno democrático. Gracias a ellos se debe la ley de creación de la provincia de Ilo y a quienes debemos recordar en este aniversario.

En un auténtico y estricto acto de justicia es a José Caro Cosío y a Enrique Rivero Vélez a quienes debemos rendir nuestro homenaje y reconocimiento en esta ocasión.

Análisis & Opinión