POR: JULIO FAILOC RIVAS
No es la defensa al gobierno lo que motiva a oponerse a cualquier intento de vacancia presidencial, sino que es por la vocación democrática y por el respeto que se tiene a la voluntad popular. Las voces que exigen la vacancia presidencial no son de ahora, vienen desde mucho antes que el profesor Pedro Castillo asumiera el poder. Este solo hecho y los protagonistas que la promueven –estructural y moralmente incapacitados– han terminado por deslegitimar esta iniciativa que, para ser justos, es respaldada por un considerable sector de la población.
Más que razones existen motivaciones que combinan prejuicios, venganza, figuretismo e intereses económicos subalternos que terminan por atentar contra la democracia y la estabilidad económica y política que dicen defender.
Hace 42 años los analfabetos no votaban, no eran ciudadanos y el argumento para oponerse a este legítimo ejercicio ciudadano –que escondían otros intereses– es que no sabían leer y escribir. Muchas generaciones crecieron con ese prejuicio, y ahora, en nuestros días, suelen echarles la culpa a ellos de las malas autoridades que salen electas. Nuestra imaginación no logra dimensionar cómo deben sentirse quienes integran ese segmento de la población, con un Pedro Castillo de presidente al cual consideran un poco menos que analfabeto y que hace poco más de cuarenta años no hubiera tenido siquiera el derecho a elegir, menos de ser elegido.
Ese prejuicio de las personas de la “alta sociedad”, para ser justos del sector “A” y “B” (que según las encuestas más del 80% desaprueban al presidente), han sido capitalizados por las tres versiones del fujimorismo (Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular), quienes no terminan de aceptar que fueron derrotados por un profesor de primaria, campesino, rondero y líder sindical. Su sed de venganza los ha llevado a mover las calles a favor de la vacancia del presidente. Los mensajes de campaña tratan de afianzar los prejuicios bajo el argumento de que no solo es incapaz moralmente, sino un incapaz total para gobernar y tomar decisiones por cuenta propia. A esta campaña se han sumado los grupos de poder y medios de comunicación concentrados quienes todos los días sacan titulares en primera plana y dedican programas dominicales enteros con la consigna de desestabilizar al gobierno.
El intento de colocar en agenda la vacancia presidencial no deja de tener ribetes de figuretismo personal, la congresista Patricia Chirinos quien de “manera inconsulta” –eso sí es creíble– lanzó la bomba como primicia, agarrándolos desprevenidos, obligando a las tres caras del fujimorismo a alinearse rápidamente, a pesar que son conscientes de que esta iniciativa será un intento fallido. No obstante, a lo señalado, Chirinos logró su cometido: salir en las primeras planas de la noticia y poner al resto del fujimorismo en la cola, quemando así esta intentona de vacancia.
La vacancia presidencial, en las actuales condiciones, está lejos de ocurrir y lo único que han logrado es recomponer la bancada oficialista y victimizar al gobierno. Lo cierto es que con 26 congresistas se admite la moción de vacancia, con 52 se coloca en el pleno para su debate y con 87 se concretaría esta anticonstitucional vacancia presidencial. Es cierto que harán todo lo necesario para reducir la valla establecida para la vacancia presidencial, pero mientras que Castillo y Baluarte se mantengan pegados como siameses, el Congreso no se atreverá a vacarlos, por la sencilla razón que se van todos a sus casas, peor aún, sin posibilidades de reelección.
¿Habrá algún congresista que querrá inmolarse y poner sus casi cinco años de sueldo, y demás beneficios, al servicio de la causa vacadora?