POR: CELSO VERA SUÁREZ
A estas alturas y así como se viene desarrollando la partida en el ajedrez político, a Pedro Castillo le quedan 3 caminos, veamos.
PRIMERO: LA VACANCIA
La táctica múltiple de la derecha de “tierra arrasada” contra un primer gobierno nacional de izquierda, débil y dividido, es atacarlo por todos los flancos, no dándole respiro ni tregua, tratando de asfixiarlo aun antes del mes de estar en ejercicio, valiéndose de todo: terruqueo y anticomunismo por los medios de comunicación, capturando la junta directiva y las comisiones en el congreso, publicando encuestas amañadas, movilizando a gente asalariada, tocando la puerta de los cuarteles.
A este frente de derecha, conformado y encabezado por el ex almirante Jorge Montoya y el núcleo duro del fujimorismo, se han sumado neo fascistas, fanáticos religiosos, empresarios; todos, en forma simultánea y al unísono, atacan a mansalva y han convertido su accionar en un safari político que va a la caza de la pieza mayor, el presidente.
“Ya va uno”, dijo Jorge Montoya, complacido, ante la defenestración del ex ministro de RR.EE., Héctor Béjar; el segundo, ya tiene nombre y apellido: Guido Bellido; el siguiente, será sin duda, Guillermo Bermejo. Las piezas han sido meticulosamente seleccionadas.
Ahora, el dilema para Pedro Castillo es si permitirá que le sigan tumbando, uno a uno, sus alfiles. ¿Seguirá con su modorra política complaciente y vacilante de mirar a los costados o hacia arriba, quedándose en el limbo, preguntándose, como Hamlet, ser o no ser, y que aquí no pasa nada? De ser así, la derecha pasará tranquilamente del jaque al jaque mate. La derecha se regodea y avizora ya la vacancia. Está jugando al tiro al blanco y lo seguirá haciendo, si Pedro Castillo y su entorno no reaccionan a tiempo.
SEGUNDO: LA HOJA DE RUTA
Para un presidente que sólo aspiraba a ser congresista en las filas de Perú Libre, que no tiene la formación política de un mando medio de la izquierda, y que sólo muestra el haber militado en el fuero sindical magisterial, el verse de pronto investido con la faja presidencial y sentado en la casa de gobierno, debe ser algo muy incómodo hasta el extremo de preguntarse qué hacer a cada momento.
Tal vez esas falencias no le permiten advertir que en el Perú tenemos a la derecha más reaccionaria y recalcitrante de Latinoamérica; y más vengativa aún, al haber perdido, por tercera vez en la segunda vuelta electoral, ante una izquierda que ha osado arrebatarle la dirección y conducción de un gobierno del cual usufructuaron y festinaron durante 30 años.
Pedro Castillo está sintiendo en carne viva las arremetidas de esta derecha que sólo cree en su democracia, la de privilegios y gollerías, y que, ante el menor atisbo de transformación o de cambio, reacciona como fiera herida para recuperar un terreno que lo considera como suyo a perpetuidad. Artimañas no le faltan, allí está el poder mediático que lo acosa por todos los frentes para encajonarlo en la diplomacia de su conveniencia, en el congreso, en la economía (alza del combustible y alimentos).
Y, sobre el alza del precio del petróleo debería acudirse al lote 88 del gas de Camisea, ya que sus grandes reservas revirtieron gratis al estado en 1998, ante la salida de la Shell, de tal manera que no está atado a ningún precio internacional, pero el gobierno no acude o no se da cuenta de este recurso. Así mismo, mantener a Julio Velarde en el BCR fue otra manera de encajonarlo. ¿Se puede confiar en el carcamal que sirvió y favoreció a todos los gobiernos neoliberales anteriores? Este juega y jugará en contrario, ya que la estabilidad monetaria y de precios, con o sin crisis política, la tiene el BCR. Y, el hecho de sustituir, en la política exterior, a Héctor Béjar por la propuesta derechista de Oscar Maurtua, implica cambiar la política independiente y soberana que había trazado Héctor Béjar por otra injerencista en los asuntos internos de otros países que propugna EE.UU. Así, la hoja de ruta está siendo bien delineada. La pregunta del millón: ¿resultará Pedro Castillo otro Ollanta Humala? Si el 26 de agosto la derecha defenestra a Guido Bellido y esto es aceptado por Pedro Castillo, entonces los malos augurios se confirmarán.
TERCERO: UN GOBIERNO DE IZQUIERDA
Perú Libre, de Vladimir Cerrón, no cuenta siquiera con una mínima estructura partidaria a nivel nacional y cierra los ojos para no entender que el ascenso de Pedro Castillo a la presidencia, fue producto del hastío de un grueso mayoritario de la población ante 30 años de corrupción y entreguismo. Fue una reacción espontánea, casi natural de un electorado llevado más por el ánimo del momento que por una conciencia militante; ánimo que puede irse diluyendo si no ve materializar algunas de las ofertas hechas en campaña y desechar, en el gobierno, todo acto divisionista.
La obligada renuncia de Héctor Béjar en el Ministerio de RR.EE., es el punto de quiebre para la endeble alianza entre Pedro Castillo Y Vladimir Cerrón. En las filas de Perú Libre ya se escuchan los altavoces al no estar de acuerdo con esta decisión, y viene al recuerdo las palabras del secretario general de PL al respecto: “Si el gobierno no cumple con el plan original, el partido actuará para enderezarlo”.
Las controversias entre las facciones de Perú Libre y la magisterial que apoya a Pedro Castillo vienen desde un comienzo, de allí la premura de este último por conformar, a contramarcha, su Partido Político Magisterial Popular. ¿Le alcanzará el tiempo?
Paralelamente a ello, las bases magisteriales están convocando, apresuradamente, a una marcha de apoyo a Pedro Castillo mediante una gaseoso y nada organizado Frente por la Democracia y la Gobernabilidad, que más parece convocado por Los No sé Quién y los No sé Cuántos, esperando que, por arte de magia, la ciudadanía acuda sin el menor viso de organización.
Si Pedro castillo vence sus temores y se arma de valor para frenar las intentonas golpistas de la derecha, resuelve sus discrepancias con Vladimir Cerrón; y, ambos deciden dejar a un lado la soberbia, el sectarismo y el dogmatismo para convocar de manera urgente un cónclave con las izquierdas: Juntos por el Perú, Nuevo Perú, Frente Amplio, para tratar la difícil situación y ver la manera de contrarrestar las arremetidas de la derecha, una derecha que hay que hacerle entender que el pueblo eligió un gobierno para 5 años y que debe dejarlo trabajar, entonces se habrán dado un paso importante para salir del atolladero.
El pueblo así lo espera. De no ser así y, ante una eventual derrota y/o fracaso de un primer gobierno de izquierda, que puede ser el último, se tendrá que esperar 30 o 40 años más. Ojalá que no ocurra. Aún se está a tiempo.