POR: MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA (DIRECTOR DEL MUSEO ELECTORAL Y DE LA DEMOCRACIA DEL JURADO NACIONAL DE ELECCIONES)
Nos aproximamos al Bicentenario de la Independencia Nacional, el Perú entero se apresta a conmemorarlo, pese a la pandemia que afecta a la humanidad, y a las heridas sociales que ha causado al Perú. En medio de todo esto, no se puede pasar por alto el protagonismo de los peruanos y peruanas, que, en medio de una coyuntura singular, dejaron huellas para que la posteridad recuerde ese suceso.
En medio de esta rememoración, no podemos dejar de lado la historia de la práctica de la democracia representativa en el Perú, que, con más de 200 años de existencia, se ha consolidado en medio de luces y sombras que han estado presentes en este proceso, en el que al comienzo solo participaban varones, por no concebirse capacidades para estos ejercicios en las mujeres.
Son 200 años de historia electoral, 200 años de la presencia de la democracia en el Perú, en procesos en que los muchos pueblos peruanos han estado presentes, unos primeros que otros, pero al fin, todos, de la costa sierra y selva, del norte, centro y sur, actuando como un solo bloque, cuando la patria así lo ha demandado.
LOS PROCESOS ELECTORALES EN EL SIGLO XIX
La historia electoral del Perú, comienza a fines del virreinato, en la primera década del siglo XIX, cuando buscando una salida a la coyuntura que se vivía, los peninsulares esbozaron una salida, para ver que se hacía frente al destino de España, en una situación que los franceses buscaban dirigir.
Para salir de la crisis, se convocó a Cortes Generales, práctica de viejas raíces en la Madre Patria, el pueblo tenía que participar a través de representantes, y como América y Filipinas eran parte de la Corona de Castilla, los asuntos relacionados con la situación de Carlos IV y Fernando VII, también competían a los habitantes de esos lejanos territorios, convocándoseles a participar con un representante por cada virreinato y por cada capitanía general.
Nunca antes los americanos habían votado, era algo novedoso, pero en el caso peruano, tenía que elegirse a un representante por el virreinato, para que tome parecer, y opine, en medio de los debates que finalmente decidirían la suerte de la familia real y de España. Las elecciones se llevaron a cabo como estaba mandado, en un proceso que en nada se pareció a los siguientes de 1810 y 1812, fue una experiencia apresurada, que de igual manera se toma como antecedente del gobierno representativo en el Perú, pese a que el elegido para representar al virreinato peruano, fue producto de un sorteo final, como lo había sido el resultado en las principales ciudades del virreinato, donde se llevó a cabo la elección, hechas de acuerdo a lo mandado desde España.
LAS ELECCIONES DE 1812
En 1810 se eligió a quienes iban a representar al virreinato del Perú, esta vez para participar en las Cortes Extraordinarias de Cádiz, que darían finalmente como resultado, la Constitución Liberal de marzo de 1812, que nos convirtió de súbditos en ciudadanos. Quizá los peruanos más destacados por su participación en estas Cortes, fueron Dionisio Inca Yupanqui, y Vicente Mórales Duárez, quien presidió las Cortes en un momento, lo que le da una memoria especial en esta parte de la historia.
La Constitución fue jurada en Lima en diciembre de 1812, y de inmediato, el virrey Fernando de Abascal ordenó que se haga lo mismo en todo el virreinato, y se convoque a elecciones para alcaldes y regidores en toda la jurisdicción que administraba. En la Biblioteca Nacional y en el Archivo General de la Nación, queda el registro de los primeros procesos electorales municipales, como también se conserva en los archivos regionales, y en no pocos casos en los archivos municipales, desde donde, manuscritos e impresos hacen posible la recreación de ese momento histórico, cuando los alcaldes fueron elegidos por primera vez por los ciudadanos.
Así como se hizo elecciones en Lima, sucedió lo mismo en Arequipa, Moquegua, Trujillo, Piura, Chachapoyas, Moyobamba, Ica, Ayacucho, Puno, Tarma, Jauja, Cerro de Pasco, y otras ciudades, villas y pueblos del virreinato, donde esta novísima experiencia habrá generado una serie de dudas, y en algunos casos, dificultades. En la publicación sobre los orígenes del gobierno representativo en el Perú, de don Valentín Paniagua Corazao, hay un detalle de las elecciones de 1812 en las localidades peruanas con mayor movimiento, en espacios con una dinámica evidente, y con ciudadanos para elegir.
Votaron, indios, mestizos, negros libertos, blancos criollos y peninsulares, pero no votaron las mujeres, situación que se consideraba normal, en ese momento. Y quizá una de las medidas que asombra hoy, es que, en ese proceso electoral, al momento de la Jura de la Constitución, acto que precedía las votaciones, la Constitución se leyó en quechua, en los lugares donde la mayoría se comunicaba en este idioma, es como haberse adelantado, a la inclusión social, en la que tanto se motiva a los ciudadanos y ciudadanas, y se espera de los futuros ciudadanos y ciudadanas.
LAS ELECCIONES DE 1822
Después de proclamada la independencia, el general San Martín, respetuoso de la voluntad popular, el 27 diciembre de 1821, convocó al primer Congreso Constituyente del Perú, cuyo trabajo se centró principalmente, en dar una Constitución a los peruanos, y decidir por la forma de gobierno para el Perú, cuando se había propuesto una monarquía constitucional, por algunos, y la república, por otros, la mayoría. Previamente, con el “Reglamento Provisional que estableció el método de las elecciones” aprobado el 2 de diciembre de 1821 el Protector General don José de San Martín, sentó las pautas para este proceso.
En los procesos electorales del siglo XIX se advierte una carencia de civismo entre los ciudadanos, y una pervivencia de mecanismos violentos para obtener el triunfo, como aparecen graficados en las caricaturas publicadas por Manuel Atanasio Fuentes, sobre el proceso electoral de 1855, donde se aprecia claramente que las conciencias se compraban, y las plumas se alquilaban, para obtener poder político.
Cuando se hicieron las elecciones, votaron los ciudadanos en todo el Perú libre, en Trujillo, Lambayeque, Piura, Cajamarca, Chachapoyas, Moyobamba, Huacho, Huaraz, Ica, Lima, Huamachuco, y en otras ciudades, que iniciaban el periodo republicano, con este acto de delegación de poder, primera experiencia republicana para muchos, la de 1822, asociada a la delegación de poder a quienes los representarían, conscientes, que se reunirían, para decidir la forma de gobierno del Perú, y dar la primera Constitución, cuando no se había descartado aún, la propuesta de monarquía constitucional, planteada por el general San Martín, y Bernardo Monteagudo.
Entre los elegidos hubo eclesiásticos, abogados, médicos, comerciantes, empleados, militares, y algunos extranjeros; se contó a José Gregorio Paredes, José Joaquín Olmedo, Hipólito Unanue, Manuel Pérez de Tudela, Francisco Javier Mariátegui, José de la Mar, Justo Figuerola, Manuel Arias Pérez de los Ríos, Francisco Javier de Luna Pizarro, José de Larrea y Loredo, Juan Antonio de Andueza, Felipe Antonio Alvarado y Toledo, Nicolás de Araníbar, Manuel Salazar y Baquíjano Manuel Galdeano, y otros tantos notables.
El primer Congreso Constituyente funcionó en la capilla de la Universidad de San Marcos, desde el 20 de setiembre de 1822. Ante este Congreso, instalado donde actualmente se levanta el Palacio Legislativo, renunció el Protector del Perú, general San Martín, dejando al país en libertad para decidir su futuro. Fue elegido primer presidente del primer Congreso Constituyente del Perú, el arequipeño Francisco Javier de Luna Pizarro, quizá teniendo en cuanta su presencia en la Constituyente de Cádiz, no como diputado, pero si, como secretario del representante por Arequipa, en el Congreso Constituyente.
LOS PRIMEROS PARTIDOS POLÍTICOS: 1855
La historia de las elecciones en el Perú del siglo XIX tiene un capítulo muy amplio en el pasado peruano, y está llena de personajes, que mostraron en algunos casos, un personalismo muy exagerado, imponiendo su voluntad de caudillos, sin elevar la aspiración de la masa, a un ideal y realidad de vida democrática.
Rosa M. Panizo Uriarte, nos recuerda, que “El Perú al constituirse en República Democrática, a partir del 28 de Julio de 1821, tuvo la necesidad de establecer ordenamientos jurídicos que rigieran los actos de la población peruana”, había que establecer las pautas para la ciudadanía, y los modos de participar en las elecciones, a fin de orientar el comportamiento de los candidatos y de los ciudadanos.
Con el “Reglamento de Elecciones” para el Primer Congreso Constituyente, del 26 de abril de 1822, se implantó el sufragio directo. Para las elecciones de diputados al Congreso Constituyente, el sufragio fue concedido a los casados y mayores de 21 años. La condición de saber leer y escribir, ni la de pagar impuestos, ni la de ejercer alguna profesión o industria llegaron a ser exigidos, para tener el derecho al sufragio. Se excluyó a los sirvientes y a los vagos. En gran parte se siguió con el modelo de Cádiz, que sería abandonado poco después.
Constituciones posteriores, establecieron requisitos para la ciudadanía, fijando la edad para votar en 25 y 21 años; de manera excluyente no se consideró a los sirvientes, y a los jornaleros privándoseles de este derecho, y por tanto privados de poder participar en los sufragios. Por la ley reglamentaria del 30 de enero de 1824, el sufragio fue declarado obligatorio, como se mantiene hasta hoy.
El 5 de febrero de 1855 se aprobó un Decreto Reglamentario de Elecciones de la Convención Nacional, y más tarde, la propia Convención Nacional dictó la Ley de Elecciones del 20 de febrero de 1857. Sobre el proceso electoral de este año, y los conflictos que se generaron, existe abundante información manuscrita e impresa, y las fuentes artísticas publicadas por Manuel Atanasio Fuentes.
De acuerdo al estudio del historiador Alex Loayza, especialista en esta temática, las primeras agrupaciones que pueden considerarse como partidos políticos, son las surgidas alrededor del proceso electoral de 1855, al contar con una estructura que los ubica como tales, y esas características se mantienen hasta hoy.
Como en este tiempo actual, la opinión política estaba dividida en partes, y así se expresaba la realidad, con el surgimiento de los primeros partidos políticos, que tenían ideario propio, un diario o semanario en el que hacían conocer sus propósitos, un programa a presentar a los electores, propaganda política, y oficinas partidarias en el interior del país; hoy se experimenta los debates electorales, contándose con la base de las nuevas tecnologías de la información.
De modo que, en la década del 50, surgieron en el país, las primeras organizaciones de esta naturaleza, y la dinámica que gobernaba las relaciones sociales en estos procesos, ha sido descrita en manuscritos e impresos, que acercan a la ciudadanía, a los procesos electorales tal como se protagonizaron en el siglo XIX.
LAS PRIMERAS EXPERIENCIAS ELECTORALES DE LOS MOQUEGUANOS
El asomo de la democracia en 1809, también se manifestó en Moquegua, asociándose al espíritu de la independencia. La primera experiencia de la democracia representativa, o de delegación del poder a los representantes, tiene que ver con las elecciones en Moquegua, el 10 de agosto de 1809, en las que ganó José Manuel de Goyeneche, por esa circunscripción geográfica virreinal, quien finalmente participó, en el sorteo de los ganadores que se hizo en Lima, para determinar quién sería el representante por el virreinato del Perú, en las Juntas Generales de España.
Se sabe que en Moquegua se juró la Constitución de Cádiz a fines de 1812, y que en enero siguiente se hicieron las elecciones para elegir el ayuntamiento constitucional, lo que al parecer se realizó sin problemas; pero donde si hubo un fuerte conflicto con la conformación de su nuevo cabildo, fue en Puquina, en las elecciones del 15 de agosto de 1813.
19 vecinos de Puquina no estuvieron de acuerdo con el censo parroquial, base para las elecciones, porque tres cuartas partes de la población eran indios, lo que los llevaría a ganar, y los españoles y criollos trataron de mantener el cabildo tradicional, y no el constitucional, no querían aceptar el nuevo orden social, denunciando incluso, la existencia de un agitador. Ganó la mayoría india, convirtiéndose en los administradores del gobierno local en Puquina, mientras la minoría hispano criolla temió el desarrollo de una guerra de castas. En medio de esto, las autoridades de Arequipa apoyaron a los ganadores de Puquina, pues siendo ciudadanos los indios, podían ser alcaldes.
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En coordinación entre el Jurado Nacional de Elecciones, y la Dirección Desconcentrada de Cultura de Moquegua, el autor del artículo, ha dado dos conferencias sobre historia de la independencia y democracia en Moquegua, durante el siglo XIX.