POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA DEL CEOP ILO)
La prensa chilena ha calificado al actual incremento del precio internacional del metal rojizo-anaranjado como escalada del cobre, informan que el precio en los últimos meses ha tenido un ascenso sin límites aproximándose a los más altos limites históricos, en Comex de la Bolsa de Valores de Chicago el commodity avanzo a US$4.32 la libra, de otro lado la Comisión de este país del cobre (Cochilco) indica que en la Bolsa de Metales de Londres la materia prima escalo 3.54% y cerró su jornada en US$4.3 la libra.
Si comparamos con el precio que en febrero del 2011 alcanzo US$4.6 el mayor de la historia, si agregamos que en marzo del 2020 su precio cayo a US$2.09 (Véase gráfico) el libra ocasionado por el Covid 19, deducimos que estamos ante una “escalada” inusitada por la subida de su demanda. Y ante este acontecimiento, la preguntas con varias y diferentes. ¿Por qué sucede este fenómeno en medio de la crisis económica internacional?, ¿La escalada es sostenible o solo temporal?, ¿Se producirá una fuerte presión sobre la oferta y las empresas elevaran su productividad para aprovechar la ocasión?, ¿Si ante una supuesta y futura mayor oferta que la demanda nuevamente estaremos ante la caída de su precio?, Si ingresamos a un asombroso boom ¿Cómo ayudara a reactivar nuestra alicaída economía pandémica?
Son muchas preguntas para pocas respuestas. Recurrimos al artículo de R. Washington López en el último mes del año pasado escrito en el diario Gestión e interpretamos que la subida de los precios tiene su principal factor, no el único, en la superación de la pandemia por parte de China, el mayor consumidor de nuestro metal cobrizo.
Con una economía internacional recesada, las elevaciones de las importaciones empujan los precios hacia arriba es indudable. De otro lado están también los productos consumidos propiamente en el acuartelamiento de las familias y la tendencia creciente de uso de la infraestructura verde: uso más intenso de computadoras, mayor cobertura del uso del internet, la propagación de los coches eléctricos, preferencias por dejar de usar los hidrocarburos en la vida diaria. No dejamos de mencionar los anuncios de Joe Biden que anuncio un plan de 2 billones de dólares para enfrentar el cambio climático, apertura de negociaciones con países en donde tiene conflictos y el supuesto alejamiento de la guerra comercial trumpista por otra de negociación. Se suma las expectativas sobre la vacunación masiva en varios países en especial en los del BRIC (Brasil [?], Rusia, India, China) y Europa que reiniciaran inversiones manufactureras. Adicionamos que existe tendencialmente una relación inversa entre el tipo de cambio del dólar norteamericano y el precio del cobre, cuando el primero se debilita el precio del metal se eleva; en este caso estamos en un periodo de debilitamiento.
Ante este contexto, algunos se atreven a presagiar que ingresamos ante un “mercado alcista estructural”; según el grupo Goldman Sachs después de la caída del mercado en el 2020 el rebote se dará en el 2021 para la economía mundial en especial para los productores de materias primas. De otro lado, los “gurús” de Metalbulletin y Goldman presagian que por lo menos al cobre el futuro es de tendencia estable. Financial Times en el artículo “La era dorada del cobre” indica que a la pregunta de cuál metal tendrá mejor desempeño futuro, la mayoría menciona al cobre porque hay brechas no cerradas de 150,000 toneladas entre la oferta y la demanda.
Según nuestros anteojos el mercado mundial es impredecible por ser muy sensible no solo a los vaivenes de los factores económicos, también de los sociales, ambientales y políticos, es un todo interrelacionado sistemático. No descartamos que después del caos devenga un natural deseo de ordenarnos, más al fondo no podemos estar para no caer en la barbarie. Históricamente ello ha sido así, después de la II guerra mundial comenzó a reconstrucción de la economía europea y el milagro alemán, el colonialismo de desdibujo y la penetración del capital financiero acrecentado de la economía de guerra penetro sin límites ni barreras en los países latinoamericanos. Después de la pandemia habrá también grandes grupos favorecidos y cientos de desplazados y marginados. Seguir persistiendo que sea más equitativo y solidario es la mejor forma de alcanzar el bienestar general. Por lo pronto las elecciones puede ser nuestra mejor oportunidad de elegir buenos gobernantes, estamos hartos de corrupción y aprovechamiento del poder.