POR: ENRIQUE AZOCAR PRADO
Quienes se oponen a las vacunas preventivas deberían pensarlo más seriamente. Darwin pensó en la naturaleza animal cuando propuso su ley del más apto.
Darwin no planteó que en sociedades humanas solo los más aptos deben sobrevivir y los más débiles deben perecer. Fue después cuando algunos quisieron aplicar una versión social de la teoría darwinista.
Hitler, por ejemplo, aprobó un plan para eliminar a cientos de miles de alemanes que sufrían de alguna discapacidad física y/o mental. Eso fue un vil asesinato.
80 años después, los antivacunas nos proponen que dejemos que la naturaleza (Darwin) haga su trabajo. Postulan que sea la naturaleza quién elimine a los más débiles (ancianos y personas con alguna vulnerabilidad).
Esta versión darwiniana de la vida humana desprecia los valores que han hecho prevalecer a la raza humana por encima de otras especies: la solidaridad, la cooperación y el amor.
Los antivacunas deberían asumir su responsabilidad ideológica ante esta muerte inocente.