POR CELSO VERA SUÁREZ
LICENCIADO EN EDUCACIÓN – CIENCIAS SOCIALES
Para quienes quieren al Perú y aman profundamente las tradiciones de su pueblo, y para quienes dicen quererlo, pero que en los hechos demuestran lo contrario, es necesario recalcar, en base a hechos históricos reales, que el 28 de julio no se conmemora ningún hecho glorioso, ninguna gesta histórica trascendental, sino una gran fiesta colonial, como lo señalamos artículo anterior.
Fiesta celebrada por clases, estratos sociales y gentes que siempre fueron contrarias a las causas populares, y que, en los momentos decisivos de Junín y Ayacucho, se hallarían nuevamente en el lado realista. Esas gentes hicieron tal fiesta por simples conveniencias momentáneas y con la anuencia del Virrey La Serna. Fue, entonces, un acto intrínsecamente falso; por lo que, no se puede considerar esta fecha como día nacional del Perú.
Lo que ocurrió, después de 1821, es que, las clases dominantes, a través de sus gobernantes, ministros y funcionarios encargados de la educación, impusieron a través de décadas y décadas, textos con la historia del Perú deformada, distorsionada. Impusieron “su” historia, con gran contenido ideológico, para impregnar en la mente de generaciones y generaciones contenidos adversos y contrarios a la historia real, la verdadera historia.
Por eso, inundaron las aulas con textos de historiadores adláteres de sus intereses políticos, ideológicos y económicos. Manipularon la historia. Es por eso que los textos de Pons Muzzo y Riva Agüero predominaron hasta las décadas de 1950 y 1960, y después con otros; dejando de lado autores objetivos y de investigación como Alberto Flores Galindo, Virgilio Roel Pineda, Juan José Vega, María Rostorowski, Federico Kauffmann y hasta el propio José Carlos Mariátegui, nuestro Amauta moqueguano.
El 28 de julio de 1821, reiteramos, no ocurrió ningún hecho glorioso. Entonces, ¿qué día se debe considerar como día nacional? Al respecto, opinan renombrados historiadores; unos, se inclinan por señalar el 9 de diciembre, porque en esa fecha, en 1824, en Ayacucho, se consolidó la derrota total del ejército realista.
Otros, señalan el 10 de noviembre, porque un día como ése, en 1780, se inició la gran gesta de Túpac Amaru, de naturaleza hondamente libertaria, profundamente humanista, de repercusión continental y de gran sentido de unión entre todos los oprimidos. Habría que generar un gran debate al respecto.
Y, sobre los desfiles escolares que se preparan estos días para “celebrar” las “fiestas patrias”, pensamos que éstos no deberían llevarse a cabo, ya que en estos momentos el país atraviesa por una grave crisis política, social, económica y, sobre todo, moral con la difusión de los audios que han puesto al descubierto la podredumbre que inunda el Poder Judicial, el congreso, empresas y políticos.
Los estudiantes no pueden ser llevados a la Av. Brasil para que desfilen divirtiendo a un estrado “oficial” lleno de ministros, congresistas y funcionarios corruptos que, después, irán a beber whisky y gozar de opíparos almuerzos y francachelas en el Sheraton y el Country Club con la plata del pueblo.