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23 noviembre, 2024 10:15 am

Ojo con los vices

POR: MAURICIO AGUIRRE CORVALÁN   

Las cartas ya están echadas. La nueva normativa electoral ahora obliga a los partidos políticos a poner los naipes sobre la mesa con mayor antelación que anteriores comicios presidenciales, en los que muchas veces se oficializaba a los candidatos incluso el mismo día de su inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones.

La baraja electoral está casi definida, ya que sólo cinco partidos realizarán elecciones internas con más de una lista. Acción Popular, el Partido Morado y el Apra realizarán verdaderos comicios internos donde el voto de sus afiliados definirá quien será su candidato a Palacio de Gobierno. Mientras que en Todos por el Perú y Renacimiento Unido la cúpula definirá al candidato a través de ese eufemismo democrático bautizado como elección por delegados.

Los otros 19 partidos tienen lista única, así que la elección interna será un mero trámite. Tendremos 24 candidatos a la presidencia si el Frente Esperanza de Fernando Olivera consigue subsanar observaciones y logra su inscripción. El Frepap es el único partido que no tendrá candidato presidencial.

Se trata de un verdadero festival de candidaturas que poco favor le hace a nuestra frágil democracia, pero esas son las reglas y hay que aceptarlas. Lo bueno es que luego de estas elecciones la mayoría de partidos desaparecerán tras no haber podido superar la valla electoral del 5 por ciento. La democracia se fortalece con pocos partidos, pero sólidos y activos, y no con muchas agrupaciones, la mayoría de las cuales sólo se activan cada cinco años para beneficio de sus cúpulas, que los utilizan como una empresa particular para intereses propios.

En este escenario, no sólo debemos auscultar en detalle a la cabeza de la plancha presidencial, sino también a los candidatos a las vicepresidencias. Los hechos ocurridos en los dos últimos mandatos presidenciales han mostrado la importancia de tener una mirada crítica también con los acompañantes del candidato presidencial, y no considerarlos sólo como figuras decorativas con poco peso en el gobierno.

En el 2011 Ollanta Humala ganó la elección acompañado en las vicepresidencias por Marisol Espinoza y Omar Chehade. Sólo seis meses después de iniciado su mandato, Omar Chehade tuvo que renunciar por estar envuelto en un escandaloso caso de corrupción que será recordado por la famosa frase de la entonces primera dama Nadine Heredia, “¿es tan difícil caminar derecho?”.

Marisol Espinoza no renunció a la vicepresidencia, pero en pleno ejercicio del cargo abandonó el Partido Nacionalista por el cual fue elegida y se afilió a Alianza por el Progreso. Su alejamiento de la pareja presidencial era tal que cuando asumía la presidencia por los viajes de Ollanta Humala, muchas veces ni siquiera pisaba Palacio de Gobierno.

Pero es en este periodo presidencial en donde mejor se ha visto la importancia del papel de los vicepresidentes. Pedro Pablo Kuczynski renunció antes de que lo vacaran y su vicepresidente Martín Vizcarra asumió la presidencia en medio de una historia en la que testigos hasta hoy lo ubican como un entusiasta actor en la salida de PPK.

Vizcarra alejó totalmente de su gobierno a Mercedes Araoz, la otra vicepresidenta, que no tuvo mejor idea que acercarse al fujiaprismo y convertirse en opositora del gobierno para el que fue elegido, e incluso juró como “presidenta en funciones” tras la disolución del Congreso, para luego renunciar al día siguiente a su juramento y a la vicepresidencia. Finalmente, el actual Congreso aceptó su renuncia. Vizcarra se quedó sin vicepresidenta.

Muchas veces los partidos eligen a sus vicepresidentes pensando en un perfil que sea atractivo para captar votos y para darle al candidato presidencial las cualidades que no tiene. Ya dijo Carlos Bruce que se eligió a Martín Vizcarra para “oscurecer” la candidatura de PPK.

Los candidatos a las vicepresidencias no deben estar solo para la foto. Elegimos tres personas, no una, así que mucho ojo con los vices a la hora de marcar tu voto.

Análisis & Opinión