El Gobierno de Estados Unidos impuso este viernes sanciones al hijo del dictador venezolano, Nicolás Ernesto Maduro Guerra, a quien acusó de aprovecharse de la «corrupción» instaurada por el Gobierno dirigido por su padre.
«Maduro se sostiene en su hijo Nicolasito y otros cerca a su régimen autoritario para mantener el control de la economía y reprimir a la gente de Venezuela», indicó el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en un comunicado.
Nicolasito, de 29 años, es miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, considerada «ilegítima» por Estados Unidos, y fue designado por su progenitor director del Cuerpo de Inspectores de la Presidencia.
Mnuchin agregó que «el régimen de Nicolás Maduro está basado en elecciones fraudulentas», y que el círculo más cercano al gobernante venezolano «vive lujosamente gracias a los beneficios de la corrupción». «El Tesoro continuará persiguiendo a familiares cómplices», subrayó.
CONGELAN SUS ACTIVOS
Con esta decisión, quedan congelados todos los activos que el hijo de Maduro pueda tener bajo jurisdicción estadounidense y se prohíbe a todas las entidades y empresas estadounidenses mantener transacciones con él.
La crisis venezolana es uno de los asuntos que el presidente estadounidense, Donald Trump, lleva en la agenda para las reuniones con otros líderes mundiales en la cumbre del G20 que se celebra estos días en Osaka (Japón).
Desde su llegada a la Casa Blanca, en enero de 2017, el Gobierno de Trump ha elevado la presión sobre Caracas y aplicado sanciones económicas a más de un centenar de funcionarios venezolanos y altos cargos cercanos al presidente Maduro, entre ellos su esposa, la primera dama Cilia Flores.
Asimismo, ha apuntado a la principal fuente de ingresos de Venezuela, el petróleo, con sanciones contundentes contra la petrolera estatal PDVSA y presionado con la revocación de visados a funcionarios venezolanos
Venezuela atraviesa un máximo de tensión política desde el pasado enero, cuando Maduro juró un nuevo mandato de 6 años que no reconocen la oposición ni parte de la comunidad internacional y, en respuesta, el líder opositor Juan Guaidó, presidente del Parlamento, se proclamó mandatario interino del país.
Estados Unidos fue la primera nación en reconocer a Guaidó como jefe de Estado interino, a quien luego se sumó medio centenar de países, entre ellos la mayoría de América Latina.