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Las desastrosas gestiones municipales en Moquegua 2007-2018 (I)*

Es tiempo de hablar claro en Moquegua, es tiempo de zanjar con lo viejo, lo arcaico que nos ata y de plantear, con firmeza, respuestas certeras a los viejos y nuevos problemas dentro de las instituciones.

POR: ROGELIO PERALTA A.

Apreciado lector, está usted frente a una verdad, que sucede a diario en nuestras instituciones públicas, particularmente en la Municipal Provincial Mariscal Nieto (MPMN), que también usted conoció y conoce, pues, todos hemos percibido la corrupción enquistada, y despilfarro económico en obras intrascendentes, no prioritarias y sobrevaloradas. El libro no se sustenta en fantasmas, sino da a conocer el funcionamiento de la corrupción en la administración pública, gestión municipal 2007- 2018.

En efecto, la peor corrupción que ha vivido nuestra provincia, por su gravedad, magnitud y generalización la vivimos durante los años 2007-2010, 2011-2014 y 2015-2018, (3 gestiones municipales: Edmundo Eliseo Olivera Coayla, Alberto Coayla Vilca y Hugo Quispe Mamani, los tres alcaldes manejaron un presupuesto total de más de S/. 1,400 millones de soles –canon y Recursos Directamente Recaudados – RDR), sin contar con los ingresos de las Unidades Operativas de la MPMN: grifo municipal, planta de prefabricados, camal y la UOSME., y solo nos han dejado como obras de impacto: un estadio, un coliseo, carretera Chilligua San Cristóbal inconclusa, un terminal terrestre, escuelas, algunos puentes, fichas de mantenimiento, lo que no justifica el gasto exorbitante.

Gobiernos locales, que diseñaron para ello un engranaje perverso maquiavélico, sin ningún tipo de límite o escrúpulo: crímenes, robo, extorsión, control y manipulación de Procuraduría Pública Municipal y Control Interno, engranaje y engrases que buscaron los corruptos alcaldes.

Moquegua sufre una profunda crisis de valores que a la fecha no logramos salir y que afecta gravemente a gran parte de nuestras instituciones, imposibilitando la ejecución de sus fundamentales finalidades.

Es tiempo de hablar claro en Moquegua, es tiempo de zanjar con lo viejo, lo arcaico que nos ata y de plantear, con firmeza, respuestas certeras a los viejos y nuevos problemas dentro de las instituciones.

Tenemos que preguntarnos, de una vez por todas, qué detiene el cambio o el desarrollo material y espiritual en nuestra ciudad capital, cuya burocracia por la carga excesiva de personal en la administración con funcionarios ineficaces, que no alcanzaron ni alcanzan propuestas de gran envergadura, que generen fuentes de trabajo, y una mejor calidad de vida para lo moqueguanos.

Nuestra municipalidad, cuenta con servidores que han respondido a la expectativas en anteriores gestiones municipales, de manera que administraron coherentemente resolviendo los problemas y sin canon, ahí están las obras; hoy en día, el personal de confianza que está en los cargos no solo se convierten en  administradores de problemas y cómplices de actos delincuenciales, demostrando desconocimiento de atribuciones y funciones, sino que se han convertido en enemigos del desarrollo local y enemigos del personal de planta, convirtiéndose en trabas en la administración, burocratizando aún más la Municipalidad. ¿Porque cree amigo lector que los alcaldes colocan a empleados contratados y “funcionarios de confianza”? simplemente, para tapar los robos de los alcaldes y ser cómplices de la corrupción.

Nuestra región, representa el 1.27% del territorio nacional, aunque pequeño en comparación con otras regiones, sin embargo, es el más rico, por sus minas y los cientos de millones recibidos por el canon y otras regalías, pero no ha logrado su verdadero desarrollo debido a la corrupción y despilfarro económico en obras intrascendentes.

Es bueno hacernos algunas preguntas, así nos parezcan obvias o impertinentes. ¿Cómo transformar la Municipalidad Provincial Mariscal Nieto, en una entidad eficiente, transparente y que transforme nuestra ciudad y que nuestra sociedad vuelva a tener la confianza en los alcaldes y “funcionarios” en la cosa pública?

¿Cómo transformamos los consensos en voluntad política de los que nos gobiernan y en iniciativas y participación responsable de los involucrados? ¿Hasta cuándo seguirán “chupando” de la mamadera del gobierno local y regional?

¿Por qué tantos años perdidos? ¿Hasta cuándo los alcaldes y presidentes regionales seguirán contratando a funcionarios mediocres que administran problemas en vez de solucionarlos? ¿Cuánto le ha costado a nuestro pueblo y a la Municipalidad Provincial para que aprendan, se perfeccionen o capaciten a expensas del municipio?

Cabe entonces reformular las preguntas planteadas anteriormente, práctica que se hace necesaria en una región donde los engaños (desde las personales hasta las más abstractas, incluyendo los cientos de cifras sobre la realidad económica de la municipalidad debieron haber sido “sinceradas”) intentan permanentemente ocultar la realidad:

¿A dónde realmente se fue los Recursos Directamente Recaudados, el canon y las regalías mineras?, o ¿A dónde más llegó a parar el capital de Moquegua? Sin embargo, existe una pregunta cuya respuesta previa es fundamental para poder a su vez dilucidar las anteriores, por lo que nos detendremos brevemente en ella: ¿Por qué se perdió principalmente el canon de la región entregado a la Municipalidad Provincial de Mariscal Nieto y Gobierno Regional?

Aunque existen varias explicaciones, se puede decir que cuatro fueron las principales razones: No saber elegir a sus autoridades, la mafia y corrupción instituida, la negligencia funcional e incapacidad y la gestión técnicamente inadecuada e ineficiente. Y aunque las alternativas no fueron frecuentes en la historia provincial, fueron más bien las primeras aquellas que generaron las mayores pérdidas, siendo que ambas implican un nivel distinto de deshonestidad entre quienes manejaron los recursos públicos.

Como se verá más adelante, tanto la elección, corrupción como la incapacidad  ponen en evidencia, en su funcionamiento, la interacción entre los tres paradigmas (engaño, exclusión y dominación) el paradigma de la dominación (que se expresa principal aunque no exclusivamente a nivel político y, en este caso en el manejo de la “mina de oro” de la Municipalidad Provincial de Mariscal Nieto); el paradigma de la exclusión (que se expresa principal aunque no exclusivamente a nivel social –léase recursos humanos) y el paradigma de la concentración (que se expresa principal aunque no exclusivamente en el ámbito económico, léase alcaldía o municipalidad, empresas o personas jurídicas que concentran todo el capital y poder. (Continuará)

(*) Del libro en preparación: ¿Mafia y Corrupción en la Municipalidad Provincial Mariscal Nieto?

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