El cultivo de arroz en el Valle de Tambo

Por: Percy Eguiluz Menéndez

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Foto referencial

Una celebración que demuestra el vínculo entre los agricultores del Valle de Tambo es el “Festival del Arroz”, que se lleva a cabo cada año en el mes de mayo en el distrito de Cocachacra. Durante este evento los asistentes pueden disfrutar de actividades entre las que se destaca, la siega del arroz a la manera antigua; en este artículo trataré de explicar el origen de este cultivo en nuestro valle, las haciendas que se dedicaron a producirlo y cómo fue antiguamente la siega y trilla del arroz que ahora forma parte del festival en mención.

ORIGEN DEL CULTIVO DE ARROZ EN EL VALLE DE TAMBO

¿Desde cuándo se empieza a cultivar arroz en el Valle de Tambo y se inicia la costumbre de la cosecha o siega del arroz como tradicionalmente se denomina? Para responder esta interrogante tenemos que remitimos a la información que nos proporciona el deán Valdivia, quien en 1847 publicó su libro “Fragmentos para la historia de Arequipa”, donde se menciona por primera vez el cultivo de arroz en el Valle de Tambo: “Sus producciones (de Tambo) son algodón, ají, arroz, azúcar, frutas y verduras propias del valle” (VALDIVIA.1847, 115) Valdivia es el primer autor que muestra al arroz como un cultivo en el Valle de Tambo, y de acuerdo al año que publicó el libro (1847)  posiblemente el arroz se empezó a cultivar en Tambo en los primeros cincuenta años del siglo XIX.

Esto se corrobora con la información que nos proporciona Simón Camacho quien aprovechando el viaje de inauguración del ferrocarril de Arequipa a la costa el 6 de enero de 1871, escribió lo siguiente “En el carro se habló del azúcar de Tambo, de su arroz y de sus sementeras de legumbres” (CAMACHO. 1871, 204) De esto deducimos que para el año que se realizó este acto el arroz de Tambo ya era muy conocido en el país y por lo tanto la producción debió ser bastante.

Por otro lado, Eduardo Larrabure y Unanue, quien estuvo también en ese viaje escribió lo siguiente: “Todo el Valle de Tambo produce de 10 a 12 mil quintales de azúcar al año, es decir, la mitad de lo que da la hacienda inferior de Cañete y estando el arroz en la misma proporción […]  los agricultores harán traer buenas maquinarias que remplacen a los trapiches de mulas y bueyes que tienen ahora se proporcionara fácilmente brazos y Tambo llegará a la misma altura de los del norte” (Larrabure. 1870) Una aguda descripción con un pronóstico positivo y que si revisamos la historia de los años posteriores a la inauguración del ferrocarril, vemos que la agricultura se tecnificó y la producción aumentó tanto de arroz como de azúcar principalmente, así también de otros productos (algodón).

También Antonio Raimondi nos facilita importante información sobre “el arroz y el ají son los principales productos de exportación. El arroz de Tambo es muy cotizado por su buena calidad y tiene mayor aceptación que el arroz del norte. Los principales mercados son Arequipa, Moquegua y Bolivia. El Valle de Tambo produce anualmente de 15000 a 18000 quintales de arroz. Cocachacra tiene varias máquinas para pilar arroz” (RAIMONDI, 1913, 57)

VARIEDADES DE ARROZ QUE SE CULTIVÓ EN TAMBO

Sobre la variedad de arroz que se sembraba en el Valle de Tambo se conoce que “generalmente eran cuatro los tipos de arroz que se sembraban: común, manteca, chancaco, y fortuno. El preferido era el fortuno por su alto rendimiento y aceptación, el año más marcado fue en 1942” (ALVAREZ. 2006, 24)

FUNDOS Y HACIENDAS QUE CULTIVARON ARROZ

En Punta de Bombón, Mariano Tejada, comerciante de productos agrícolas entre Punta de Bombón, Arequipa y La Paz, compró una buna cantidad de terrenos agrícolas e hizo instalar un ingenio arrocero en 1940. De esta manera el cultivo de caña de azúcar de la antigua hacienda Bombón fue remplazado por el de arroz. El ingenio de nombre “San Martin” funcionaba con un motor Siemens y todas las demás piezas de la maquinaria fueron hechas en Cocachacra por el ingeniero Pascual Núñez. La sala de máquinas la construyo el albañil Balboa. En Bombón se apilaban hasta cien quintales de arroz diarios, al frente de la maquina estaban el mecánico Serafín Paz Torres conocido como marítimo (ALVAREZ. 2006, 14).

Otro caso particular fue la “Negociación agrícola Cocachacra” de propiedad de Manuel Octavio Muñoz Najar, esta industria logró tener “una planta eléctrica para mover el poderoso ingenio arrocero Santa María y Santo Domingo […]  el promedio de producción por topo de arroz es de 40 quintales en bruto […] Los productos de la negociación agrícola que reseñamos dan honor a la región por su naturaleza, fama y aceptación en el comercio el arroz de marca Inca es uno de los preferidos en la ciudad de Arequipa, Bolivia y Lima” (SIVIRICHI. 1930, 131).

También es importante mencionar a Tomás Siles Béjar quien tuvo dos ingenios: uno de arroz al que denominó “Sansón” y otro de azúcar que le puso por nombre “El duende”. El ingenio arrocero estuvo impulsado por una máquina hidráulica de 20 HP y tuvo una capacidad para pilar 95 quintales de este producto en 10 horas; el sistema de esta máquina fue traído de Hamburgo, Alemania; la landa estaba habilitada para 66 mil quintales. También fue propietario de los fundos agrícolas “Santo Tomás”, “Santa Justa”, “El Fiscal” y “Ventillata” donde cultivó arroz y caña, productos que procesaba en sus ingenios industriales. Los fundos eran extensos, por ejemplo “El Fiscal” comprendía 340 topos y estuvo situado al comienzo de la hacienda de Chucarapi.

Además, está el caso de un industrial que forjó su fortuna en base al cultivo del arroz, es Benito Núñez, quien fue propietario de las haciendas El Arenal, La Pascana, El Boquerón, La Muestra y el ingenio arrocero San José situado en la parte alta de la Veracruz que tuvo una landa con capacidad para más de 100 000 quintales de arroz, como también una casa de máquinas a donde era transportado el arroz para su pelado y ensacado (SIVIRICHI. 1930, 139).

LA SIEGA Y TRILLA DEL ARROZ

La costumbre de la siega o cosecha de arroz, que la Municipalidad Distrital de Cocachacra viene realizando como parte de rescate de actividades costumbristas del distrito, tiene una raigambre histórica que inicia desde cuando se empezó a cultivar el arroz en el Valle de Tambo a mediados del siglo XIX.

La actividad empezaba el día anterior a la siega, para esto se tenía listo las chombas con guarapo, bebida compuesta de varios ingredientes que se endulzaba con chancaca y al que se agregaba concho de chicha para que fermente. Al comenzar la faena a los segadores se les pasaba “sánguches” de carne de res, queso, chicharrones o pescado, también se les alcanzaba una copa de resacado o aguardiente para que “entonen el cuerpo o levanten el ánimo”. El trabajo era rudo. El guarapo les servía de refresco durante el desarrollo de la siega, a veces había que realizar este trabajo dentro del agua, así las hinchacas pesaban mucho más y se tenía que recurrir al servicio de cabeceadores.

La “era” se hacia dentro de uno de los terrenos del arroz, ahí se depositaba el arroz en espiga para luego ser trillado. La trilla se llevaba a cabo mediante caballos, burros o bueyes. La burra plantada en el centro de la era la conducía el peón de más edad y se le llamaba “tronco” y al resto de animales que trillaban el arroz se denominaban cavero y cantero o volador. Los caballos iban acollarados en hilera dando vueltas dirigidos por el vareador quien corría tras de ellas con un zurriago y entonando algunas coplas como: “Yegua, yegua bella, el patrón no pasa la botella” o “yegua, yegua loca, el dueño se olvidó la copa” y así muchas por el estilo. También se decían coplas subidas de tono que rayaban en la grosería.

Concluida la trilla se retiraba la granza, luego se colocaba el arroz en dos pirámides y en el centro se colocaba una cruz de caña brava o de palo, después de bendecirla con licor y se procedía a aventar el arroz lanzando al aire con palas de madera, cuando no corría el viento los segadores silbaban para que venga pronto. El arroz limpio se llenaba en sacas para ser transportado al ingenio por el agricultor para descascararlo y ensacarlo. A los segadores se les daba el almuerzo y comida en el sitio. A las 11 de la mañana se les servía el almuerzo. Alrededor de cada fuente se sentaban cuatro personas, solo usaban cuchara, al quedar la fuente vacía, uno de los peones tocaba fuerte la vianda con la cuchara indicando que el almuerzo se acabó y se les aumentaba. La comida se les servía a las 4 de la tarde. Así terminaba esta jornada. En la actualidad las máquinas segadoras han suplido esta labor; sin embrago, ahora se está tratando de retomarla en fomento del turismo en Cocachacra.

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