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domingo, septiembre 14, 2025

POR: NATALY ZAA RIVEROS

Sabemos que las verduras son saludables y que deberíamos comer más, pero… ¿por qué cuesta tanto? Para muchas personas, las verduras no resultan atractivas al paladar, a veces parecen aburridas o simplemente no saben cómo integrarlas a su día sin complicarse la vida. Sin embargo, comer más verduras puede ser simple, práctico y delicioso si sabes cómo hacerlo.

En este artículo descubrirás por qué son tan importantes y cómo incluirlas de manera fácil, creativa y sin sentir que estás “a dieta”.

¿Por qué es tan importante comer verduras?

Las verduras son una fuente increíble de:

  • Fibra: te ayudan a sentirte saciada, a mejorar la digestión y a evitar antojos.
  • Vitaminas y minerales: esenciales para el buen funcionamiento de tu cuerpo.
  • Antioxidantes: que protegen tus células y previenen el envejecimiento prematuro.
  • Pocas calorías: lo que las hace ideales para quienes quieren bajar o mantener su peso.

Incluir verduras en cada comida es una estrategia poderosa para mejorar tu salud, tu energía y tu figura sin necesidad de contar calorías o restringirte demasiado.

 TIP 1: CAMBIA LA PRESENTACIÓN (HAZLAS VISUAL Y GUSTATIVAMENTE ATRACTIVAS)

A veces, el rechazo a las verduras tiene más que ver con la forma en que se presentan que con su sabor real. Nadie se emociona por un plato de brócoli hervido sin sal. Pero cuando cambias su presentación, todo cambia.

Ideas prácticas:

  • Hazlas coloridas: mezcla diferentes colores en tu plato. Comer entra por los ojos.
  • Salteadas con especias: un toque de ajo, aceite de oliva, cúrcuma o paprika transforma por completo el sabor.
  • Crocantes: cocínalas al horno o en air fryer para darles una textura más rica.
  • En purés o cremas: especialmente si no eres fan de masticarlas. Un puré de coliflor con ajo, o una crema de zapallo con cúrcuma, puede ser un acompañamiento delicioso.

Ejemplo real:

En vez de servir zanahorias hervidas, rállalas finitas y agrégalas a tu ensalada con limón y un toque de comino. Verás cómo cambia la experiencia.

 TIP 2: INCORPÓRALAS A PREPARACIONES QUE YA CONOCES Y DISFRUTAS

No tienes que cambiar todo tu menú. Solo necesitas adaptar los platos que ya comes, agregando una porción extra de verduras.

Ideas fáciles:

  • En batidos verdes: agrega un puñado de espinaca o kale a tu batido de frutas. Ni lo notarás.
  • En tortillas y omelettes: mezcla cebolla, tomate, espinaca o zucchini.
  • En pastas y arroces: suma champiñones, espárragos, brócoli o pimientos salteados.
  • En sándwiches y wraps: no solo lechuga; también tomate, pepino, palta, zanahoria rallada.
  • En salsas o guisos: ralla zanahoria, zucchini o betarraga y agrégala a la salsa de tomate para pastas.

Pro tip:

Si cocinas arroz o quinua, agrega desde el inicio verduras picadas como cebolla, arvejas, o espinaca. Te ahorras tiempo y enriqueces el plato sin esfuerzo.

TIP 3: TENLAS LISTAS Y VISIBLES (HAZLO MÁS FÁCIL QUE DECIR “NO”)

Una de las razones más comunes por las que no comemos verduras es porque no están listas para usar. Picar, lavar, pelar… da flojera, especialmente si tienes poco tiempo o llegas cansada.

Estrategias clave:

  • Preparación semanal: elige un momento (domingo, por ejemplo) para lavar y cortar tus verduras. Guárdalas en frascos de vidrio o recipientes herméticos.
  • Congeladas también sirven: no subestimes las verduras congeladas; son prácticas, duran más y conservan nutrientes. Ten siempre una bolsa de espinaca o brócoli en el freezer.
  • Tenlas a la vista: si las ves, te acordarás de usarlas. Ponlas al frente del refrigerador o en un bowl decorativo si son crudas.

Mini hábito útil:

Al armar tu plato, piensa: “¿Dónde puedo meter una verdura aquí?”. Esa simple pregunta puede cambiar tus decisiones alimenticias de forma constante.

COMER MÁS VERDURAS NO TIENE QUE SER UNA TORTURA

No se trata de forzarte a comer algo que no te gusta, sino de aprender a disfrutarlo con creatividad y estrategia. Las verduras pueden ser sabrosas, rápidas de preparar y muy versátiles. Solo necesitas cambiar la forma en que las ves y cómo las incorporas a tu rutina.

Recuerda: no necesitas hacer cambios extremos. Con solo aplicar estos tres tips y ser constante, tu cuerpo va a agradecerlo y tú vas a notar la diferencia en tu energía, tu digestión… ¡y hasta en tu estado de ánimo!